El pasado día 22 participé, como Presidente del sindicato Unión Nacional de Trabajadores (UNT), en una importante manifestación en Madrid en defensa de los autónomos, de las PYMES y de los impagados (http://sindicatount.blogspot.com/2009/10/exito-de-la-manifestacion-de-autonomos.html). UNT era una de las organizaciones convocantes (junto con ATA y AEPIC), y ello porque en nuestro Sindicato estimamos que esta es una lucha justa. Los nacionalsindicalistas defendemos un sindicalismo no clasista, y por ello entendemos que un autónomo (pequeño comerciante, quiosquero o lo que fuere) es tan trabajador como pueda serlo un obrero o cualquier otro asalariado.
Mi sorpresa ha venido cuando algunos nos han criticado por estar al lado de los "empresarios capitalistas explotadores"... Este discurso clasista es muy típico de los pseudosindicalistas de formación marxista, y es que es clásica la identificación que desde el marxismo se hacía entre los no asalariados y la mentalidad burguesa. La idea, sencilla y muy bien analizada por León Trotsky (la lectura en su día de su libro "La Revolución Permanente" reconozco que me resultó muy reveladora a la hora de comprender conceptos tan curiosos como el de "dictadura democrática" y tantos otros del imaginario marxista), consiste en despreciar a todo el que tiene algo que perder (comerciante y campesino principalmente), al entender que precisamente por ello siempre tendrá una mentalidad conservadora y jamás podrá ser un verdadero revolucionario. Supongo que, según esto, ni Marx ni Engels podían ser verdaderos revolucionarios...
Total, que para los marxistas -y sus continuadores actuales más o menos conscientes- al final no se trata de defender a los que realmente trabajan, a quienes con su esfuerzo contribuyen a la creación de riqueza real (que la crean ellos, los trabajadores de toda condición, incluidos los autónomos, no los capitalistas), sino únicamente a los desesperados, a los que como ya no tienen nada que perder sí pueden entregarse en cuerpo y alma a la labor revolucionaria; los que pueden interiorizar bien la "conciencia de clase". Por eso siempre los marxistas han rechazado el verdadero sindicalismo, el cooperativismo y cualquier otra alternativa que, a su juicio, menoscabara la consabida "conciencia de clase".
Y es que en buena medida aquí está la clave del marxismo (y del postmarxismo): el obrero es sólo un instrumento al servicio del proyecto revolucionario. Nada más. Por eso defienden únicamente a los obreros y huyen de los conceptos "trabajador" o "productor".
Yo soy nacionalsindicalista, y por ello no puedo compartir esa mentalidad marxista, materialista y con una concepción instrumental del hombre muy alejada de mi concepto espiritual -católico- del hombre y de la sociedad. Quien produce, quien trabaja, quien con su esfuerzo personal -"con el sudor de su frente"- crea riqueza, es tan trabajador como el que más, ya sea obrero, campesino o autónomo. Es más, incluso aunque sea empresario (otra cosa es que al mismo tiempo sea capitalista, por supuesto), pues también los empresarios trabajan y crean riqueza. ¿O es que acaso los empresarios no trabajan? ¿Emprender un negocio y dirigir una empresa no es otra forma de trabajar?
Y así llegamos al meollo de la cuestión: el Sistema capitalista obliga a todos a la lucha de clases. Es el Sistema el que enfrenta a unos con otros, y así vemos cómo empresarios y autónomos se ven abocados a rentabilizar como sea sus empresas y negocios para poder pagar los intereses usureros de la banca (de ahí su necesaria nacionalización), la enorme cantidad de impuestos a que se les somete (luego derrochados por la casta parasitaria de los políticos -en feliz expresión de Enrique de Diego, con quien en poco más estoy de acuerdo-), los dividendos que deben ofrecer a los accionistas (estos sí que son capitalistas en estado puro: cobran sin trabajar e incluso sin conocer la empresa...), etc. Y es que quienes desde el Nacionalsindicalismo estamos en contra de la lucha de clases no negamos su existencia, e incluso en cierta forma su necesidad en la dinámica del Sistema capitalista, sino que creemos en la necesidad de alcanzar un sistema justo para todos que la haga imposible por acabar con los presupuestos que la hacen existir.
Pero no, yo como Manuel Hedilla no creo que deba haber más título de nobleza que el del trabajo, ni más clase que la de los españoles, y por ello respetaré y defenderé siempre a todos los trabajadores, sean asalariados o no. Y si a alguien no le gusta... ya sabe lo que tiene que hacer.