jueves, 30 de julio de 2009

El ajedrez, ese fascinante "juego-deporte-arte-ciencia"

Siempre he sido un apasionado del antiquísimo juego del ajedrez. Desde que mi abuelo materno me introdujo en ese fascinante juego, y hace de ello unos 25 años, nunca he podido alejarme de él, dejar de estudiarlo (aunque, las cosas como son, muy poco para lo que sería necesario para tener un nivel verdaderamente competitivo), dejar de estar suscrito a revistas como "Peón de Rey", de comprar más y más libros sobre teorías y metodologías diversas (aperturas, finales, medio juego, evaluación de posiciones...), de participar en torneos (aunque he de reconocer que -en justa correspondencia a mis limitaciones de preparación y talento- con resultados más bien pobres, pues sólo he logrado destacar en dos de ellos, ganando uno en Santander y quedando segundo en otro en Madrid), etc.
El ajedrez es un juego tremendamente didáctico, y ello no sólo por lo que tiene de beneficioso para el desarrollo mental en general, sino también para el propio carácter de la persona y para su desarrollo vital y social: supone un constante ejercicio de reflexión, evitar las decisiones precipitadas, tener paciencia y no perder los nervios, no dejarse intimidar por ningún adversario, demostrar un espíritu combativo sabiendo cuándo es el momento de defenderse y cuándo el de atacar, evitar los errores y aprovechar los del adversario siempre con respeto y elegancia, no hacer trampas nunca y no perder jamás las formas... Y eso además de lo que supone su estudio: disciplina, trabajo, concentración, método, etc. ¿Será por eso que en los sistemas educativos de los países más avanzados se suele introducir el ajedrez como una asignatura más en los colegios? Yo creo que la respuesta es obvia.
El ajedrez es un juego que me apasiona, y ello en buena medida porque tiene la extraña virtud de tener un poco de todo: juego (desde luego que entretiene), arte (la belleza de algunas composiciones es verdaderamente deliciosa), deporte (exige mucho entrenamiento de esa parte de cuerpo que es el cerebro, sí, pero también de otras muchas), ciencia... Sí, sí, también de ciencia, y es que precisamente estos días ilustraba yo en este aspecto concreto del ajedrez a una amiga mía, ya casi doctora en matemáticas -está terminando su doctorado-, ante su absoluta sorpresa (para ella el ajedrez nunca había tenido otro interés que el de simple juego). ¡¡¡La de científicos -matemáticos principalmente- que se han dedicado al estudio científico -valga la redundancia- del noble juego del ajedrez!!!
Numerosos estudiosos del ajedrez se dedicaron durante décadas a averiguar las claves matemáticas del juego, resolviendo infinidad de problemas, estableciendo criterios numéricos de valoración de posiciones y jugadas, etc., algo que cobró especial importancia a raíz de la revolución informática, y ello hasta el extremo de existir hoy en día una verdadera disciplina cuya misión es la de mejorar los programas informáticos de ajedrez.
A continuación pongo una serie de enlaces introductorios a este aspecto tan desconocido del ajedrez, el de su dimensión científico-matemática, y aunque hay textos y trabajos mucho más profundos y elaborados, yo creo que como iniciación para los lectores de este blog resultarán más que suficientes:

lunes, 27 de julio de 2009

La sangre de San Pantaleón: un milagro anual en Madrid a la vista de quien quiera


He de reconocer que el milagro (aunque aún no ha sido declarado oficialmente como tal por la Iglesia, conviene precisarlo) de la licuefacción de la sangre de San Pantaleón, que puede observarse todos los años el día de su aniversario, es tan sorprendente y aparentemente inexplicable como infravalorado. Estoy seguro de que la mayoría de los lectores madrileños de este blog o bien lo desconocían, o en caso de conocerlo ni siquiera se han tomado nunca la "molestia" de asistir a este hecho insólito aquí, tan cerca de casa... ¿Por qué no valoraremos más milagros como éste?

Reproduzco un artículo de hoy de la Agencia EFE que he encontrado en el blog de Radio Cristiandad (http://radiocristiandad.wordpress.com/2009/07/27/en-vispera-de-su-festividad-vuelve-a-licuarse-sangre-de-san-pantaleon/):


En víspera de su festividad, vuelve a licuarse la sangre de San Pantaleón

El contenido del relicario comienza tradicionalmente a transformarse con la consistencia y el color de la sangre y dos días después vuelve a condensarse, estado en el que permanece el resto del año.

En la víspera del aniversario de su martirio, como cada año, la sangre de San Pantaleón ha vuelto a pasar del estado sólido a líquido, según ha confirmado este domingo a Efe el capellán del monasterio de La Encarnación de Madrid, Joaquín Martín Abad.

El 26 de julio, víspera de la fiesta de San Pantaleón, el contenido del relicario comienza tradicionalmente a transformarse con la consistencia y el color de la sangre y dos días después vuelve a condensarse, estado en el que permanece el resto del año.

La sangre del mártir, en proceso de licuefacción, pudo hoy ser observada por decenas de personas que a partir de las cinco de la tarde se acercaron al templo, situado en los aledaños de la céntrica plaza de Oriente, para contemplar la reliquia.

El objeto religioso permanece todo el año guardado en la clausura del convento y sólo está expuesto al público dos días, en una vitrina que protege el recipiente y que puede ser observada en dos pantallas de televisión situadas a ambos lados del altar, colocadas para preservar la reliquia.

Pero el contenido de la ampolla de cristal no se ha podido analizar nunca por miedo a que, al abrir el pequeño recipiente, se destruya o pierda propiedades.

Y debido a que no se ha podido efectuar un examen científico, la Iglesia no se ha pronunciado oficialmente sobre este hecho ni lo ha calificado de “milagro”.

No obstante, desde el siglo XVII se repite en el monasterio de la Encarnación el fenómeno denominado “milagro de San Pantaleón”, que tiene su réplica en varios lugares del mundo, como en Italia, donde existe una creencia popular que vaticina grandes catástrofes el año en que no se produce la licuefacción.

Es en el citado país donde se expone la ampolla más grande que existe con sangre del santo y de la que, según Martín Abad, se extrajo la porción que hay en el monasterio madrileño.

Se prevé que entre 7.000 y 10.000 fieles acudan mañana al monasterio de la Encarnación para presenciar la sangre licuada de San Pantaleón.

Así lo ha asegurado hoy a Efe el padre Joaquín, quien ha explicado que, aunque la sangre, que normalmente tiene el aspecto de una costra, comienza en junio a cambiar de color, será mañana cuando alcance su máximo punto de licuación.

Un “milagro” que ocurre “todos los años” desde 1645, momento desde el cual existe constancia escrita de la presencia de la reliquia en este templo.

En lo que más varía el comportamiento de la reliquia es en el momento de volver a hacerse sólida: a veces ocurre al día siguiente y otros años no vuelve a su estado habitual hasta septiembre.

A pesar de que la reliquia está expuesta durante todo el año en el museo de este monasterio administrado por Patrimonio Nacional, los creyentes prefieren acudir a visitarla en esta efeméride, sobre todo “para darle gracias por los favores concedidos”, y también poder besar otro recuerdo de San Pantaleón, un trozo del hueso de su canilla.

Para facilitar a los fieles la observación de la ampolla que contiene la sangre, de un reducido tamaño, las monjas Agustinas Recoletas han instalado dos pantallas de televisión que amplían la imagen junto al altar mayor.

San Pantaleón, que nació en el siglo III en la actual Turquía, fue víctima de la persecución del emperador romano Diocleciano por ejercer la medicina de forma gratuita y por negarse a apostatar.

Una de las reliquias de su cuerpo, una ampolla con su sangre, llegó hasta la catedral italiana de Ravello, donde ya en el siglo XII se apreciaba el fenómeno de la licuación.

Ravello regaló posteriormente una pequeña porción al monasterio madrileño, cuyo capellán se mantiene cada año en contacto con los religiosos italianos para comprobar que allí también la sangre se ha licuado, un hecho que, de no producirse, según algunos creyentes, significaría un mal augurio.

domingo, 12 de julio de 2009

Yo sí sé quienes son mis camaradas


Tengo que reconocer que me siento orgulloso de mis camaradas. Ayer, 11 de julio de 2009, tuvo lugar en la sede madrileña de FE-JONS una importante reunión de su Consejo Nacional, y allí estaban presentes todos los que tenían que estar (salvo varios que no pudieron asistir por imponderables debidamente acreditados), todos los que representan de verdad a los afiliados de FE-JONS, sin usurpaciones de cargos ni nada de ese tipo de cosas que tanto se estilan últimamente entre la gente sin ética ni moral (esos que ahora se dedican a montar circos donde lo único que consiguen es que les crezcan los enanos, los enanos de otras organizaciones, claro, porque ni siquiera les hacen caso los de la suya -también es verdad que en ella enanos hay más bien pocos, como muy bien saben ellos-).

No, en el Consejo Nacional de FE-JONS no había cargos falsos, ni expedientados, ni suspendidos, ni nada de eso que los inmorales a los que me refería dirán que estaban. No, no, allí estaban los legítimos Jefes Provinciales y Territoriales, los Consejeros Nacionales, los miembros de la Junta Política y los integrantes del Consejo de Disciplina Nacional, incluido su Asesor Jurídico. Comprendo que a todos estos camaradas de acrisolada militancia, de solvencia y veteranía demostradas hasta la saciedad y curtidos en una vida militante ante la cual otros no deberían sino agachar la cabeza de vergüenza (eso el que la tenga, claro), comprendo -repito- que a todos estos camaradas los extraños a FE-JONS -y quienes siendo de FE-JONS jamás trabajaron ni asistieron a estas reuniones por pura dejadez- no los conozcan, pero es que el desconocimiento es mutuo: ellos tampoco conocen a esas personas (ni las quieren conocer por lo visto...).

Y sí, todos esos falangistas honorables, de impecable historial, que huyen de los insultos y las descalificaciones gratuitas, que no hablan de la "unidad falangista", sino que la practican y así lo demuestran con sus hechos, todos esos falangistas A LOS QUE YO SÍ TENGO EL HONOR DE PODER MIRAR A LOS OJOS Y LLAMARLES CAMARADAS, ayer, domingo 11 de julio, hablaron muy claro: sólo están con sus mandos, como una piña, empezando por su Jefe Nacional, y rechazarán y darán "por no oída toda voz del amigo o enemigo que pueda debilitar el espíritu de la Falange".

Y ellos sí son hombres de honor y cumplen sus juramentos, y con su ejemplar actitud están logrando arrojar a los indeseables donde se merecen: el último lugar del menosprecio.

Gracias camaradas -porque yo sí tengo la inmensa suerte de saber quiénes son mis camaradas- por vuestro ejemplo y apoyo, porque hacéis que todo esto merezca la pena y que los ataques de los enemigos no sean sino títulos de honor.

sábado, 4 de julio de 2009

Dos formas muy diferentes de entender el sacerdocio católico


Cuando se habla de la enorme crisis de fe y de identidad que asola a la Santa Iglesia de Cristo, muchas veces se pierde la perspectiva de hasta qué punto esto es así. Y digo esto porque leyendo el sermón de Monseñor Fellay en las ordenaciones sacerdotales del pasado 29 de junio, a poco que se compare con cualquiera de los habituales sermones de muchos otros obispos (no de todos, ¡afortunadamente!) no puede uno dejar de ver diferencias abismales de contenido. Muchos de esos otros sermones -dirijidos a las personas que están siendo ordenadas en el diaconado o en presbiteriado, no lo olvidemos- no es que sean necesariamente escandalosos -en ocasiones también-, sino que simplemente suelen ser de una mediocridad y de una insustancialidad verdaderamente deprimentes. En casos extremos se llega a sermones que de católicos tienen más bien poco.

A propósito del sermón de Ms. Fellay de hace unos días, he buscado aleatoriamente otro también de este año y de una diócesis cualquiera y que, ciertamente, tampoco es de los peores que he leído, pero que muestra claramente ese diferente concepto al que me refiero: el sacerdote como "buena persona", como ejemplo de solidaridad, como persona piadosa e imitadora de Cristo, etc. Todo ello es algo muy bueno, no digo que no (¡faltaría más!), pero es que lo que caracteriza a un buen sacerdote no es sólo eso... Conozco a muy buenas personas solidarias, humanitarias, que intentan imitar a Cristo (eso es lo que significa ser cristiano, aunque no se tenga vocación sacerdotal, pero es que ésta supone asumir el papel de instrumento sacertotal de Cristo y participar de él en otra dimensión por decirlo de alguna manera), etc. y que de vocación sacerdotal no tienen nada de nada. ¡¡¡Que ser sacerdote no es simplemente ser buena persona o tener mucha fe (que también)!!!

No voy a caer en la tentación de explicar lo que es la vocación sacerdotal sencillamente porque es difícil encontrar una explicación más perfecta que la dada por Monseñor Bernard Fellay: http://radiocristiandad.wordpress.com/2009/07/02/sermon-de-mons-fellay-en-las-ordenaciones-de-econe/

Luego si quiere el lector comparar, puede hacerlo con uno de tantos sermones "light" (y este no es ni mucho menos de los peores, sino uno buscado al azar en google) que ofrecen otros obispos, aquí tiene una reciente muestra de uno de Monseñor Luis Stöckler, obispo de Quilmes: http://www.aica.org/index2.php?pag=stockler090325

Se supone que ambos son obispos de la misma Iglesia Católica y hablando de un mismo sacramento del orden y en una misma época (año 2009), pero desde luego no hace falta ser un lince para darse cuenta de que su concepción del sacramento no tiene precisamente el mismo enfoque: uno habla del sacerdote salvador de almas y el otro del sacerdote humanitario (y que preside no sé qué "asamblea" y determinados actos de carácter más social que sacramental...). Y los diferentes enfoques desgraciadamente obedecen a razones mucho más profundas (de aquí precisamente el problema), de tal manera que hay más apariencia de identidad que identidad real (se parecen más las formas que el fondo).

Y es que aquí radica probablemente la principal causa de la actual crisis de la Iglesia creo yo. Unos tienen muy claro lo que supone el sacerdocio y otros me temo que pueden no tenerlo tan claro. Y luego pasa lo que pasa...

miércoles, 1 de julio de 2009

A propósito de la unidad falangista


Quienes me conocen saben perfectamente cuál es mi opinión acerca del tan manido tema de la unidad falangista: la unidad ha de ser un medio, no un fin en sí misma; todo lo que sume y una debe ser siempre bienvenido en la casa común de los falangistas que es FE-JONS, pero lo que reste o debilite el espíritu de la Falange debe ser rechazado, por bienintencionado que pueda ser. Y es que el mismo José Antonio Primo de Rivera advertía: "nunca varios enanos formaron un gigante". Eso, lógicamente, no quiere decir que no se pueda ser perfectamente falangista y al mismo tiempo no encajar en el proyecto nacionalsindicalista de FE-JONS, aunque eso no sea nunca deseable.

En cualquier caso la unidad es algo que debe demostrarse con los hechos, y así, por ejemplo, quienes llevan toda la vida creando divisiones, promoviendo escisiones, etc., por su propia trayectoria quedan completamente desacreditados para hablar de unidad. Quien se deja seducir por cantos de sirena termina siempre con el casco del buque en los arrecifes, y así quien deja entrar en su casa a una persona problemática inevitablemente termina teniendo problemas. ¿Quiere eso decir que esa persona no pueda ser ideológicamente falangista? ¡Por supuesto que puede serlo! Uno puede ser ideológicamente muy falangista, e incluso muy buena persona, y sin embargo ser políticamente problemático. ¡Cuántos casos podrían ponerse! (Y ya no entro en las cuestiones personales o en las miserias humanas, que de todo hay en la viña del Señor y tampoco es oro todo lo que reluce, por supuesto... Pero no, dejemos a un lado a las malas personas y partamos de la caritativa idea de que "todo el mundo es bueno".)

En cambio hay quienes tienen una trayectoria invariablemente ligada a la idea unitaria y siempre buscaron esa unidad con hechos en vez de con palabras: los dirigentes de los Círculos Doctrinales José Antonio, los de la Unidad Falangista Montañesa, los de Falange 2000, los de Falange Española Independiente, los de las Falanges Gallegas... Sí, quienes dirigían esos grupos falangistas en un momento determinado apostaron por la unidad y la defendieron desde entonces con hechos, siempre desde la casa común de FE-JONS, integrados en ella y defendiendo una línea política y estratégica común. No pretendieron cambiar la ideología o la estrategia, ni dar golpes de fuerza internos, ni nada de eso: venían únicamente con la intención de sumar y poniéndose a las órdenes de sus nuevos jefes como afiliados de base o con la misión que se les encomendara. Con humildad y sin prepotencia, con trabajo y sin maledicencia, con una apuesta decidida por sumar y fortalecer, porque así es como actúa quien sinceramente defiende la unidad falangista, y los que obran de forma distinta no son sino embaucadores que utilizan el consabido reclamo de "la unidad falangista" como propaganda; "y si no me hacen caso monto una escisión, para buscar la unidad eso sí...". ¡¡¡Faltaría más!!!

Hace casi tres años me hicieron una entrevista para una web francesa ("Vox Galiae"), y mis declaraciones sobre la unidad falangista fueron mal recibidas por más de un falangista ajeno a FE-JONS. Yo entonces reconocí que al ir mis palabras dirigidas al público francés, necesariamente eran una simplificación de un asunto que realmente es mucho mas complejo y necesitaba ser más matizado, pero que aún así reflejaba bastante bien la idea que quería trasmitir: la desunión falangista tiene su origen en el nacimiento mismo de la Falange (había una gran variedad de motivaciones e incluso de ideas entre quienes componían la naciente Falange), lo cual se tradujo en el cuestionamiento constante de la autoridad de su propio fundador, José Antonio Primo de Rivera (lo de "líder indiscutible" es más fruto de la propaganda posterior que otra cosa, aunque sí existiera un liderazgo real por su parte, por supuesto); luego llega el trauma -aún no del todo resuelto por más de uno- del franquismo, es verdad, pero la división real empieza desde el primer momento y se debe fundamentalmente a que hay diversas interpretaciones del Nacionalsindicalismo. Y eso, guste más o guste menos, es real como la vida misma.

Claro, la unidad falangista, que como ya dije más arriba debe ser un medio y no un fin, debe plantearse siempre sobre una serie de objetivos. Es decir, uno se une con otro porque coincide con él en sus planteamientos y fines, pero ¿y qué pasa cuando no existe esa coincidencia más allá de cuatro ideas genéricas? ¿Puede unirse una persona que considera que la inmigración es un problema que debe solucionarse expulsando al inmigrante con otra que considera que el inmigrante es una persona y que es la primera víctima de la inmigración? ¿Tienen la misma visión de la familia -y la familia es un principio fundamental del Nacionalsindicalismo- uno que defiende la familia tradicional, otro que defiende el divorcio y otro que defiende la regularización de las uniones de homosexuales? ¿Son igualmente nacionalsindicalistas tres personas que defienden una la nacionalización de la banca, otra la banca mixta -pública y privada-, y otra el modelo actual? ¿O quien defiende la abolición del interés y el salariado y quien ni se planea eso? ¿De verdad todos los que nos consideramos falangistas pensamos igual y tenemos los mismos objetivos?

Sinceramente, mentiría si dijera que creo que sí.

Otro gran problema del Nacionalsindicalismo en la consecución de la unidad es la tendencia "anarquista" que nos caracteriza a los falangistas, lo cual se traduce en un individualismo tremendo; no se acepta más autoridad que la propia ni se acepta otra interpretación del Nacionalsindicalismo que la de uno mismo. Es más, cada cual se considera suficientemente autorizado para considerarse el verdadero intérprete y, lo que es más grave, el único capaz de actualizar y modernizar dicha ideología... Por supuesto, nada de intentar ver objetivamente lo que el Nacionalsindicalismo es, aunque uno pueda disentir en algo. Yo, sin ir más lejos, también tengo mis matices, pero sólo los más íntimos conocen cuáles son, ya que como dirigente de FE-JONS mi obligación es la de defender única y exclusivamente la ortodoxia doctrinal, y nunca el tratar de hacer un Nacionalsindicalismo a mi gusto. Pero no, hay quienes tienen que imponer sus particulares visiones ideológicas, y así si se trata de un agnóstico se empeñará en decir que la Falange no es católica, o si es un divorciado dirá que por qué la Falange no va a defender el divorcio... Da igual que haya mil y un textos doctrinales diciendo lo contrario, que ellos se empeñarán en ver únicamente lo que quieren ver. ¿Por qué no aceptar que uno pueda estar en FE-JONS discrepando de algo y al mismo tiempo sin pretender cambiarlo? ¿Tan difícil es eso? ¿Tan poca humildad tienen algunos que su ego les impide transigir en cuestiones tan evidentes? Otra cosa son las ideas no definidas, por ejemplo, pero ¿y qué pasa con las que sí lo están desde la época fundacional y que no son meramente programáticas, sino ideológicas? ¿Por qué alguien tiene que empeñarse en imponer su particular discrepancia?

En fin, pongo un extracto de aquella entrevista (del 19 de agosto de 2006) que para algunos resultó tan polémica. Repito una vez más que todo lo que decía en ella está muy simplificado por ir dirigida a un público francés desconocedor del Nacionalsindicalismo, y que por ello necesitarían ser puntualizadas y matizadas muchas cosas, pero en cualquier caso la dejo tal cual se publicó en su día, pues lo importante es la idea central ya expuesta más arriba:


1.- Hoy en día, hay (si no me equivoco), 3 falanges distintas en España: ¿qué diferencias hay entre ellas?

Ciertamente hay diferencias entre ellas, y no tanto de tipo personal o por problemas de liderazgo, sino fundamentalmente por razones ideológicas que requieren también una aproximación histórica para ser debidamente comprendidas.

Desde la fundación misma de la Falange se pudo ver que ya entonces había tres sectores claramente diferenciados: uno que marcaba la línea ortodoxa, y que quedaba personificado en el propio fundador, José Antonio Primo de Rivera; otro más preocupado por los aspectos patrióticos y religiosos; y, finalmente, otro sector cuya preocupación principal era la social y revolucionaria.

La larga dictadura conservadora del General Franco marcó mucho a cada uno de estos sectores, posicionándolos incluso de forma distinta respecto al propio régimen: unos lo consideraron un “mal menor” para España, pero nada falangista y nada revolucionario, manteniendo una postura abiertamente crítica; otros se identificaron decididamente con él, lo que suponía una traición flagrante a los ideales que decían defender; y otros prefirieron oponerse de forma radical, promoviendo la ruptura total con el régimen e incluso intentando acabar con la vida del propio General Franco. Es cierto que los distintos sectores de la Falange original no pueden identificarse plenamente con los de la época franquista, pero en gran medida sí podría decirse que se posicionaron de esa manera.

En la actualidad las razones de la división no son exactamente las mismas, pero sí podría decirse que derivan en gran parte de la pervivencia de esa tradicional división. Así, hay un sector más preocupado por los problemas de separatismo que padece España, y que pretende unir en un solo frente político a todos los que tienen esa misma preocupación, aunque eso suponga olvidar el sindicalismo revolucionario; otros han evolucionado hacia una especie de socialdemocracia, pero de carácter más nacional, creyendo que de esa manera será más fácil concitar el apoyo popular; y, finalmente, hay un sector mayoritario que pretende mantener el equilibrio ideológico de la ortodoxia original, es decir, que pretende mantener a un mismo nivel los dos pilares fundamentales del Nacionalsindicalismo: el patriotismo y el sindicalismo revolucionario, siempre sobre la base de una filosofía personalista cristiana, adaptada a la realidad política, social y económica del siglo XXI, y este último es el sector que representa FE-JONS.

No creo que hablar de un sector conservador, de otro progresista y de otro intermedio, más ortodoxo respecto al falangismo original, sea demasiado apropiado, ya que sería inexacto, pero siempre que esta matización sea tenida en cuenta, creo que puede servir para que quienes no conocen demasiado la realidad del Nacionalsindicalismo puedan hacerse una idea aproximada de las diferencia ideológicas que hay detrás de esas “tres falanges”. Quizá sea más exacto hablar de diferencias de origen filosófico: hay un sector proclive o, más bien, influenciado por el vitalismo, otro cuya influencia principal es la filosofía progresista de la modernidad, y, finalmente, otro de inspiración personalista cristiana. Por eso muchas veces, incluso detrás de una terminología muy similar, en realidad se encuentran concepciones sociopolíticas muy diferentes.


2.- ¿De qué dependería una unión de las falanges existentes?

No creo, a estas alturas de la historia falangista, que la unión total de los distintos sectores ideológicos del Nacionalsindicalismo pueda producirse nunca. Si las diferencias fueran únicamente estratégicas o por problemas de liderazgo, entonces todo sería más fácil. Pero más de setenta años de división (la primera aconteció ya en la época fundacional, poco después de la fusión de las JONS con Falange Española) sólo han conseguido acrecentar las diferencias. Me gustaría poder decir otra cosa, pero sinceramente, creo que más allá de la común idea de mantener la unidad de España y defender su grandeza como nación, hay más diferencias que coincidencias entre estos tres sectores. A decir verdad, creo que, apariencias estéticas aparte, podría hablarse de ideologías distintas. Puede hablarse, ciertamente, de un nacionalsindicalismo en sentido amplio, que abarque a todos, pero igual que puede hablarse de un izquierdismo que abarca a anarquistas, comunistas y socialdemócratas.

Honestamente, no creo que las tres falanges puedan unirse nunca. Al menos en una situación política normal. Me gustaría decir otra cosa, pero entonces estaría formulando un deseo, en vez de estar analizando la realidad. Por eso la única manera de conseguir cierta unidad es dejar siempre abiertas las puertas de FE-JONS, organización histórica y actualmente mayoritaria del Nacionalsindicalismo, a todos los falangistas que quieran unirse a nuestra lucha, y eso, que sí está en nuestras manos, lo estamos haciendo y está dando, afortunadamente, no pocos frutos.