viernes, 16 de octubre de 2009

El día 26 comienzan las discusiones docrinales sobre el Concilio Vaticano II entre la Santa Sede y la HSSPX


Comunicado de la Oficina de Prensa de la Santa Sede (P. Federico Lombardi, S.J.)

El primer encuento de las previstas discusiones con la Fraternidad San Pío X tendrá lugar el lunes 26 de octubre por la mañana.

Aquellos que participarán serán, de parte de la Comisión Ecclesia Dei, además del Secretario de dicha Comisión, Mons. Guido Pozzo, el Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, S.E. Arzobispo Luis F. Ladaria Ferrer, S.J. y los expertos ya designados, el P. Charles Morerod, OP. Secretario de la Comisión Teológica Internacional, consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe: S.E. Mons. Fernando Ocáriz, Vicario General del Opus Dei, consultor de la Congregragación para la Doctrina de la Fe; el R.P. Karl Josef Becker, S.J. consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

El encuentro tendrá lugar en el Palacio del Santo Oficio. Los contenidos de las conversaciones, referidos a cuestiones doctrinales abiertas, permanecerán en estricta reserva.

Al final del encuentro se emitirá un comunicado.

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Comunicado de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X

Mons. Bernard Fellay ha designado como representantes de la FSSPX en las discusiones teológicas con la Congregación de la Doctrina de la Fe a: S.E. Mons. Alfonso de Galarreta, director del Seminario Nuestra Señora Corredentora de La Reja (Argentina), al P. Beniot de Jorna, director del Seminaire International Saint-Pie X de Econe (Suiza), al Padre Jean-Michel Gleize, profesor de Eclesiología en el Seminario de Econe y al P. Patrick de la Rocque, prior del Priorato San Luis en Nantes, Francia.

Mons. de Galarreta había ya sido designado presidente de la comisión a cargo de la preparación de estas discusiones dentro de la Fraternidad después del mes de abril de 2009.

Los trabajos comenzarán en la segunda mitad del mes de octubre y requerirán la discreción necesaria para un intercambio sereno sobre cuestiones doctrinales difíciles.

Menzingen, 15 de octubre de 2009.

6 comentarios:

  1. Esperemos que todo llegue a buen puerto.
    Estoy esperanzado porque en los últimos tiempos compruebo una innegable tendencia a la unidad, dentro de la Iglesia Católica, de los cristianos "dispersos".
    De hecho, en los últimos días se está comentando la posible integración, aunque gozando de una especia de prelatura personal, de un importante número de "parroquias" anglicanas, sin olvidar el cada día más fructífero diálogo con la Iglesia Ortodoxa.
    Dios quiera que algún día, por el bien de la Iglesia de Cristo, todos los hermanos en el Señor nos encontremos en el único punto de encuentro del que nadie debió salir.

    ¡AMÉN....DE LOS AMENES!

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  2. Completamente de acuerdo contigo, sólo que añadiendo un matiz: unidad en la Iglesia de Cristo siempre en base a la unidad de doctrina -la verdadera- y de sacramentos válidamente administrados.

    En cierta manera -aunque obviamente se trata de algo mucho más importante- es como lo de la unidad falangista: no se trata de la unidad como fin, sino como medio...

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  3. Unidad doctrinal...algo que sabes de primera mano que siempre he defendido como presupuesto inexcusalbe.

    ¡AE!

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  4. Por supuesto, por supuesto, no era ningún reproche a tu persona ni nada de eso, que conste.

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  5. Sobran las excusas entre camaradas.
    Pero conste en acta, pues.
    Además, a salvo en el tema de la pena de muerte de la que te consta que soy partidario, me parece que no existe discrepancia doctrinal alguna entre tú y yo.
    En cualquier caso, siendo Católicos, Apostólicos, Romanos y Nacionalsindicalistas, los que tienen que demostrar su comunión plena son los que tantas veces están tocando los h...con la tan cacareada unidad.
    Para mi la única unidad fiable es la del destino....en lo Universal....lo demás, sin perdón para los discrepantes, son mariconadas.

    ¡ARRIBA ESPAÑA!

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  6. Francisco, en el tema de la pena de muerte no tenemos tampoco discrepancia doctrinal: yo también la considero justa y moralmente lícita. Nuestra diferencia en esta materia es que no la defiendo en su práctica porque no la creo necesaria (una cadena perpetua puede ser mucho más dura) ni conveniente -siempre puede haber habido un error judicial imposible de compensar si la persona fue ejecutada-.

    Por eso no defiendo su aplicación, pero objetivamente, lo repito una vez más, la pena de muerte en determinados casos de especial gravedad del delito la considero perfectamente justa y moralmente lícita, como por otra parte también la considera así la Santa Madre Iglesia, que siempre ha tenido doctores mucho más sabios y reputados de lo que yo nunca pueda llegar a ser.

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