domingo, 28 de noviembre de 2010

A vueltas con el libro del Papa: un injusto ataque a Ms. Williamson y a la HSSPX


Del nuevo libro-entrevista de Su Santidad Benedicto XVI que acaba de ser publicado, "Luz del mundo", hay dos temas que me han dolido especialmente. El primero de ellos, y sin duda el más importante por las implicaciones morales que tiene, es el de su condescendencia para con el uso del preservativo en determinados casos. Como de este asunto ya he tratado largo y tendido en mi blog, no voy a añadir nada más.

El otro tema que toca de una manera que me ha dolido especialmente, es el referido a Monseñor Williamson y la Hermandad Sacerdotal San Pío X. Dice el Santo Padre en el libro de marras que, de haber conocido previamente las opiniones de Ms. Williamson sobre el genocidio judío durante la II Guerra Mundial, no habría levantado las excomuniones de los obispos de la HSSPX. Es más, en cierto momento llega a hacer la tremenda afirmación de que Ms. Williamson en realidad jamás ha pertenecido a la Iglesia Católica oficial porque se convirtió del anglicanismo a la citada HSSPX.

Esas afirmaciones del Papa me producen una inmensa tristeza porque me parecen injustas y porque creo que faltan a la verdad. Me duele mucho decir esto del Vicario de Cristo, pero cuando trata de asuntos que no son de fe o moral y fuera de "cathedra", el Santo Padre puede equivocarse como cualquier ser mortal. No obstante voy a justificar mis afirmaciones.


1º Dice el Papa que de haber sabido que Ms. Williamson pensaba lo que pensaba del genocidio judío, no hubiera levantado las excomuniones de los obispos de la HSSPX.

Yo pensaba que las excomuniones se decretaban o levantaban por cuestiones religiosas (doctrinales o disciplinarias), no por opiniones sobre asuntos históricos... Yo creo que el genocidio judío fue más numeroso de lo que opina Ms. Williamson, quien lo redujo a una cifra de unas 300.000 víctimas y que yo, personalmente, creo que habría que elevar por encima del millón; en cualquier caso la cifra "oficial" de los 6 millones me parece insostenible históricamente hablando, lo cual no justifica ningún crimen, ni la equivocación de Ms. Williamson al hablar de un tema controvertido ajeno a su ministerio (algo que yo mismo dije desde el primer día en mi blog), ni menos aún justifica la imposición o el no levantamiento de una excomunión.

Es más, ¿cómo puede decir el Santo Padre que no habría levantado las excomuniones a los demás obispos a causa de las opiniones históricas de uno de ellos? Quisiera ver las palabras textuales para comprobar si, como parece, habla del decreto de levantamiento en general o sólo del caso de Ms. Williamson, pues ¿acaso son responsables todos de las opiniones históricas de uno solo? ¿No merecía la nulidad de la excomunión Ms. Lefebvre por ese motivo, cuando él siempre criticó el Nacionalsocialismo y cuando incluso su padre murió en un campo de concentración nazi?

Las palabras del Santo Padre sobre este tema son tremendamente injustas y están muy alejadas del espíritu de paternal comprensión y perdón que durante décadas, con un criterio más discutible, las jerarquías de la Iglesia Católica han dispensado a no pocos eclesiásticos que han hecho manifestaciones heréticas o han cometido tremendos abusos con menores que, esos sí, verdaderamente clamaban al Cielo. ¿Por qué a unos se les trata con tanta consideración y a otros se les lapida públicamente por mucho menos? ¿Acaso Ms. Williamson ha caído en la herejía o ha abusado de algún niño? Quizá en alguno de esos casos se le habría tratado con más magnanimidad, no lo sé...


2º Dice el Santo Padre en su libro que Ms. Williamson en realidad jamás ha pertenecido a la Iglesia Católica oficial porque se convirtió del anglicanismo a la citada HSSPX.

Aquí el problema es incluso más grave, pues el Papa dice algo que es falso y él lo sabe. Para empezar, Ms. Williamson se convirtió del anglicanismo a la Iglesia católica antes de ingresar en la HSSPX. No obstante, admitiendo que el Papa pueda desconocer ese dato, lo que sí sabe perfectamente es que la HSSPX estuvo oficialmente aprobada y reconocida por las autoridades de la Iglesia (Diócesis de Friburgo) durante los primeros años de su existencia, justo cuando Ms. Williamson ingresó en ella. Aún hoy es discutible su reconocimiento (el recurso que interpuso Ms. Lefebvre a la decisión de revocar la autorización se paralizó y aún hoy sigue sin haber sido tramitado legalmente....), pero lo que no es discutible es que en esos años no había ningún conflicto legal con la HSSPX y su situación dentro de la Iglesia era totalmente regular.

¿No sabe eso el Santo Padre? Podría no saberlo, dirán algunos, pero eso no resulta creíble si tenemos en cuenta que fue precisamente el entonces Cardenal Ratzinger el que, en nombre de Juan Pablo II, se encargó de los contactos, negociaciones y acuerdos con Ms. Lefebvre y la HSSPX en la década de los 80... Es decir, el Santo Padre es uno de los que mejor conoce estas cosas. Por ello creo que puede decirse, sin por ello hacer un juicio temerario, que el Papa en este tema ha faltado a la verdad, y no sólo a la caridad con un hermano suyo en el episcopado (lo cual ya sí entraría en el juicio de valor).

Pero voy más allá: de las palabras del Papa, ¿hay que entender que la HSSPX no es católica? Quienes seguimos a la HSSPX, ¿no somos católicos? Quien ha nacido y se ha bautizado en una iglesia de la HSSPX, ¿no está dentro de la Iglesia Católica? ¿Qué sentido tuvo entonces el levantamiento de las excomuniones a unos obispos que, entonces y según ese razonamiento, realmente no serían obispos católicos? Es más, ¿por qué existe en el Vaticano una Comisión Pontificia "Ecclesia Dei" que se encarga de los grupos tradicionalistas en general y de la HSSPX en particular? ¿Qué sentido tiene entonces la comisión teológica que actualmente está desarrollando una serie de discusiones doctrinales sobre el Concilio Vaticano II en Roma y en la que participan no sólo miembros de la Curia, sino también destacados teólogos de la HSSPX, encabezados por el obispo español Ms. Alfonso de Galarreta, a quien se supone que posiblemente no se le habría levantado tampoco la excomunión a causa de las opiniones históricas de Ms. Williamson? ¿Acaso se hacen comisiones de este nivel con grupos no católicos?

Eso sí, el "catolicismo" de los presuntos teólogos que dicen tantas barbaridades a diario, intentando hacerlas pasar por católicas, no lo discute nadie... Sólo quienes se mantienen fieles a la Tradición sufren la dureza de la acusación y estigmatización.

Lo reconozco: las palabras del Papa me han dolido profundamente. Creo que son injustas, poco afortunadas, escasamente caritativas -por no decir otra cosa- y hasta faltan a la verdad en cierto punto.

Hoy más que nunca, es necesario rezar por el Papa, por nuestro Papa.

Nota de la HSSPX sobre las declaraciones del Santo Padre sobre los preservativos


Nota sobre los conceptos de Benedicto XVI acerca del uso del preservativo

11-27-2010 Original de DICI

En un libro-entrevista intitulado Luz del mundo, publicado en alemán y en italiano el 23 de noviembre de 201, Benedicto XVI admite, por primera vez, el uso del preservativo “en ciertos casos”, “a fin de reducir el riesgo de infección” del virus del SIDA. Estas afirmaciones erróneas precisan ser aclaradas y rectificadas porque sus efectos desastrosos ––que una campaña mediática no ha dudado en explotar–– generan escándalo e indignación entre los fieles.


1. Lo que dijo Benedicto XVI

A la pregunta “¿La Iglesia católica no está fundamentalmente contra del uso del preservativo?”, el Papa, conforme a la versión original en alemán, responde: “En ciertos casos, cuando la intención apunta a reducir el riesgo de infección, eso puede incluso convertirse en un primer paso, en vistas de una sexualidad más humana, vivida de otra manera”.

Para ilustrar sus palabras, el Papa da un único ejemplo: el de un “hombre prostituto”. Considera que en este caso particular puede convertirse en “un primer paso hacia una moralización, un primer acto de responsabilidad, que permite volver a tomar conciencia de que no todo está permitido y que no puede hacerse todo lo que uno quiere”.

Por ende, se trata del caso de una persona que, cometiendo un acto contra natura y por fines venales, tendría la preocupación, además, de no infectar mortalmente a su cliente.


2. Lo que Benedicto XVI quiso decir, según su portavoz

Las declaraciones del Papa fueron recibidas por los medios de comunicación y por los activistas de la contracepción como una “revolución”, como un “punto de inflexión”, o al menos como una “brecha” en la enseñanza moral constante de la Iglesia en punto al uso de medios contraceptivos. Por eso el Padre Federico Lombardi, portavoz del Vaticano, publicó una nota explicativa el 21 de noviembre donde se lee: “Benedicto XVI considera una situación excepcional en la que el ejercicio de la sexualidad representa un verdadero riesgo par la vida del otro. En ese caso, el Papa no justifica moralmente el ejercicio desordenado de la sexualidad, pero considera que la utilización del preservativo para disminuir el peligro de contagio es ‘un primer acto de responsabilidad’, ‘un primer paso en el camino hacia una sexualidad más humana’, en lugar de no utilizarlo, poniendo en riesgo la vida de la otra persona”.

Para ser exactos, cabe señalar aquí que el Papa habla no sólo de un “primer acto de responsabilidad” sino también de un “primer paso hacia la moralización”. En este mismo sentido, el Cardenal Georges Cottier, que fue teólogo de la Casa Pontificia bajo Juan Pablo II y en los inicios del pontificado de Benedicto XVI, en una entrevista a la agencia Apcom el 31 de enero de 2005 afirmó que “en situaciones particulares, y pienso en medios donde circula la droga, o hay una gran promiscuidad humana y mucha miseria, como ocurre en algunas zonas de África y Asia, en esos casos, el uso del condón puede ser considerado como legítimo”.

La legitimidad del uso del preservativo como un paso, en algunos casos, hacia la moralización: he allí el problema planteado por las declaraciones del Papa en Luz del mundo.


3. Lo que Benedicto XVI no dijo y que sus predecesores han dicho siempre

“Ninguna ‘indicación’ o necesidad puede transformar una acción intrínsecamente inmoral en un acto moral y lícito” (Pío XII, Alocución a las parteras, 29 de octubre de 1951).“Ningún motivo, sin embargo, aun cuando sea gravísimo, puede hacer que lo que va intrínsecamente contra la naturaleza sea honesto y conforme a la misma naturaleza” (Pío XI, Encíclica Casti Connubii).

Ahora bien, el uso del preservativo es contrario a la naturaleza, ya que desvía el acto humano de su fin natural. Por tanto, su uso es siempre inmoral






A la pregunta clara del periodista “¿La Iglesia católica no está fundamentalmente contra del uso del preservativo?”, el Papa responde apelando a una situación excepcional y no menciona que la Iglesia siempre se ha opuesto fundamentalmente a uso del preservativo.

Que el uso del preservativo es una acción intrínsecamente mala y materia de pecado moral, es un punto constante en la enseñanza tradicional de la Iglesia. Así, por ejemplo, en Pío XI y en Pío XII, e incluso en el pensamiento de Benedicto XVI, que responde al periodista que lo interroga: “Obviamente la Iglesia no considera que el preservativo sea una solución real ni moral”; con todo, el Papa lo avala “en ciertos casos”. Esto, no obstante, es inaceptable en términos de la fe: “Ningún motivo ––enseña Pío XI en Casti Conubii (II, 2) ––, sin embargo, aun cuando sea gravísimo, puede hacer que lo que va intrínsecamente contra la naturaleza sea honesto y conforme a la misma naturaleza”. Pío XII lo recuerda en su Alocución a las parteras del 29 de octubre de 1951: “Ninguna ‘indicación’ o necesidad puede transformar una acción intrínsecamente inmoral en un acto moral y lícito”. Es lo que ya San Pablo afirmaba: “No hemos de hacer nosotros un mal, a fin de que él resulte un bien” (Rom. 3, 8).

Benedicto XVI parece abordar el caso de este prostituto según los principios de la “moral de gradualidad”, que permite la comisión de ciertos delitos menos graves en aras de encauzar progresivamente a los autores de delitos extremos. Es evidente que estos delitos menores no son buenos; pero el hecho de que se inscriban en el camino hacia la virtud los transformaría en lícitos. Ahora bien, esta idea es un grave error ya que el mal, por pequeño que sea, sigue siendo un mal, independientemente del signo de mejoría que indiquen. “En verdad ––afirma Pablo VI en Humanae vitae (nº 14)––, si es lícito alguna vez tolerar un mal moral menor a fin de evitar un mal mayor o de promover un bien más grande, no es lícito, ni aun por razones gravísimas, hacer el mal para conseguir el bien (cf. Rom. 3,14), es decir, hacer objeto de un acto positivo de voluntad lo que es intrínsecamente desordenado y por lo mismo indigno de la persona humana, aunque con ello se quisiese salvaguardar o promover el bien individual, familiar o social”.

Tolerar un mal menor no equivale a convertirlo en “legítimo”, ni a inscribirlo en un proceso de “moralización”. En Humanae vitae (nº 14) se recuerda que “es por tanto un error pensar que un acto conyugal, hecho voluntariamente infecundo, y por esto intrínsecamente deshonesto, pueda ser cohonestado por el conjunto de una vida conyugal fecunda”. En el mismo sentido, hay que decir que es un error sugerir la idea de que el preservativo, que en sí mismo es deshonesto, pueda ser cohonestado por el esperado encauzamiento hacia la virtud del prostituto que lo utiliza.

A diferencia de un tratamiento que implicaría el paso de un pecado “más grave” a un pecado “menos grave”, la enseñanza del Evangelio, lejos de decir “Vete y peca menos”, afirma claramente “Vete y ya no vuelvas a pecar” (Jn. 8, 11).


4. Lo que los católicos precisan escuchar de boca del Papa

No hay duda que un libro-entrevista no puede ser considerado un acto de magisterio, máxime si se aparta de lo que ha sido enseñado de manera definitiva e invariable. Tampoco la hay en punto a que los médicos y los farmecéuticos, que valientemente se niegan a prescribir o vender preservativos y anticonceptivos por fidelidad a la fe y a la moral católicas, y en general, todas las familias numerosas que adhieren a la Tradición, tienen la imperiosa necesidad de escuchar que la enseñanza perenne de la Iglesia no cambia con el paso del tiempo. Todos ellos esperan que se recuerde firmemente que la naturaleza humana, y la ley natural inscrita en ella, es universal.

En el libro Luz del mundo se encuentra un pasaje que relativiza la enseñanza de Humanae vitae. En él se designa a los que la siguen fielmente como “minorías profundamente convencidas” , que ofrecen a los demás “un modelo fascinante a practicar”, como si la encíclica de Pablo VI estableciese un ideal prácticamente imposible de alcanzar, de lo cual ya se ha convencido la inmensa mayoría de los obispos para justificar la colocación de esta doctrina bajo el celemín ––es decir, precisamente allí donde Cristo nos prohíbe colocar la “luz del mundo” (Mt. 5, 14).

¿Acaso esta exigencia evangélica estaría destinada, por desgracia, a convertirse en la excepción que confirma la regla del mundo hedonista en el que vivimos? Un mundo al cual el cristiano no debe conformarse (cf. Rom. 12, 2) sino al que debe transformar como “la levadura en la masa” (cf. Mt. 13, 33) y al cual debe dar el gusto de la Sabiduría divina como “la sal de la tierra” (Mt. 5, 13).

sábado, 27 de noviembre de 2010

ATENCIÓN: picapleitos suelto busca enredar


Picapleitos: dícese del abogado enredador y rutinario (según la RAE). Pues bien, ¿no entra dentro de la definición aquél letrado que, sin ser de FE-JONS intenta como sea afiliarse de rondón para ver si luego puede pleitear lo que haga falta desde dentro?

A mis amigos y camaradas les pongo un ejemplo típico de picapleitos que, desde hace casi dos años y hasta hoy mismo, intenta infructuosamente fastidiar y enredar sin que nadie le haga el menor caso (aunque hay que reconocer su insistencia), mandando mensajes a todo el que pasa por ahí. A todos ellos aconsejo no hacerle el menor caso para que siga perdiendo el tiempo como hasta ahora.

Por cierto, por si piensa ponerme alguna nueva demanda, aviso a todos que la palabra "picapleitos" no la utilizo como insulto, sino únicamente en esa acepción meramente descriptiva de comportamientos como los de este sujeto.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Aniversario de Lope de Vega


Ayer, 25 de noviembre, se celebró el aniversario del genial escritor Félix Lope de Vega, que coincide este año con el IV Centenario de su Casa-Museo en Madrid.

Sirva esta modesta reseña de homenaje al "Fénix de los ingenios" (autor nada menos que de unos 3.000 sonetos, 3 novelas, 4 novelas cortas, 9 epopeyas, 3 poemas didácticos, y unas 1.800 comedias), y también autor de este magnífico poema cuya atenta lectura recomiendo:

A mis soledades voy

A mis soledades voy,
de mis soledades vengo,
porque para andar conmigo
me bastan mis pensamientos.

¡No sé qué tiene la aldea
donde vivo y donde muero,
que con venir de mí mismo
no puedo venir más lejos!

Ni estoy bien ni mal conmigo;
mas dice mi entendimiento
que un hombre que todo es alma
está cautivo en su cuerpo.

Entiendo lo que me basta,
y solamente no entiendo
cómo se sufre a sí mismo
un ignorante soberbio.

De cuantas cosas me cansan,
fácimente me defiendo;
pero no puedo guardarme
de los peligros de un necio.

El dirá que yo lo soy,
pero con falso argumento,
que humildad y necedad
no caben en un sujeto.

La diferencia conozco,
porque en él y en mí contemplo,
su locura en su arrogancia,
mi humildad en su desprecio.

O sabe naturaleza
más que supo en otro tiempo,
o tantos que nacen sabios
es porque lo dicen ellos.

Sólo sé que no sé nada,
dixo un filósofo, haciendo
la cuenta con su humildad,
adonde lo más es menos.

No me precio de entendido,
de desdichado me precio,
que los que no son dichosos,
¿cómo pueden ser discretos?

No puede durar el mundo,
porque dicen, y lo creo,
que suena a vidrio quebrado
y que ha de romperse presto.

Señales son del jüicio
ver que todos le perdemos,
unos por carta de más
otros por cartas de menos.

Dijeron que antiguamente
se fue la verdad al cielo;
tal la pusieron los hombres
que desde entonces no ha vuelto.

En dos edades vivimos
los propios y los ajenos:
la de plata los extraños
y la de cobre los nuestros.

¿A quién no dará cuidado,
si es español verdadero,
ver los hombres a lo antiguo
y el valor a lo moderno?

Dixo Dios que comería
su pan el hombre primero
con el sudor de su cara
por quebrar su mandamiento,

y algunos inobedientes
a la vergüenza y al miedo,
con las prendas de su honor
han trocado los efectos.

Virtud y filosofía
peregrina como ciegos;
el uno se lleva al otro,
llorando van y pidiendo.

Dos polos tiene la tierra,
universal movimiento;
la mejor vida el favor,
la mejor sangre el dinero.

Oigo tañer las campanas,
y no me espanto, aunque puedo,
que en lugar de tantas cruces
haya tantos hombres muertos.

Mirando estoy los sepulcros
cuyos mármoles eternos
están diciendo sin lengua
que no lo fueron sus dueños.

¡Oh, bien haya quien los hizo,
porque solamente en ellos
de los poderosos grandes
se vengaron los pequeños!

Fea pintan a la envidia,
yo confieso que la tengo
de unos hombres que no saben
quién vive pared en medio.

Sin libros y sin papeles,
sin tratos, cuentas ni cuentos,
cuando quieren escribir
piden prestado el tintero.

Sin ser pobres ni ser ricos,
tienen chimenea y huerto;
no los despiertan cuidados,
ni pretensiones, ni pleitos.

Ni mumuraron del grande,
ni ofendieron al pequeño;
nunca, como yo, afirmaron
parabién, ni pascua dieron.

Con esta envidia que digo
y lo que paso en silencio,
a mis soledades voy,
de mis soledades vengo.

Lope de Vega

lunes, 22 de noviembre de 2010

Inexplicable


No he querido hablar hasta ahora de las palabras del Santo Padre en las que, según la prensa, había manifestado ser partidario del uso del preservativo en determinados casos. Quería esperar a ver si la Oficina de Prensa del Vaticano emitía alguna rectificación, y mi sorpresa ante tal comunicado (reproduzco el texto de Zenit.org) es tanta -si no mayor- como la que me produjo la noticia. Se hacen algunas matizaciones importantes, es cierto, pero se confirma lo esencial de la noticia:

Nota vaticana sobre las palabras del Papa y el preservativo

Comunicado del padre Federico Lombardi sobre la contribución de Benedicto XVI al debate

CIUDAD DEL VATICANO, domingo 21 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Publicamos la nota que ha emitido este domingo el padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, para comentar las palabras de Benedicto XVI sobre el preservativo en el libro-entrevista "Luz del mundo" que comenzará a distribuirse este martes. Este sábado, un pasaje de estas declaraciones había sido distribuido por "L'Osservatore Romano", acaparando un enorme interés entre medios de comunicación de todo el mundo.

* * *

Al final del capítulo décimo del libro "Luz del mundo", el Papa responde a dos preguntas sobre la lucha contra el sida y el uso del preservativo, preguntas que se remontan a la discusión que siguió a las palabras pronunciadas por el Papa sobre este tema en su viaje a África, en 2009.

El Papa confirma con claridad que en esa ocasión no había querido tomar posición sobre el problema de los preservativos en general, sino que había querido afirmar con fuerza que el problema del sida no se puede resolver únicamente con la distribución de preservativos, pues es necesario hacer mucho más: prevenir, educar, ayudar, aconsejar, estar junto a las personas, ya sea para que no se enfermen, ya sea porque se han enfermado.

El Papa observa que también en el ámbito no eclesial se ha desarrollado una conciencia análoga, como lo demuestra la llamada teoría "ABC" (abstinence, be faithful, condom), en la que los dos primeros elementos (abstinencia y fidelidad) son mucho más determinantes y fundamentales para la lucha contra el sida, mientras que el preservativo se presenta en última instancia como una escapatoria, cuando faltan los otros dos elementos. Por tanto, debe quedar claro que el preservativo no es la solución del problema.

El Papa amplía después su mirada e insiste en el hecho de que concentrarse únicamente en el preservativo significa banalizar la sexualidad, que pierde su significado como expresión de amor entre personas y se convierte en una "droga". Luchar contra la banalización de la sexualidad es "parte del gran esfuerzo para que la sexualidad sea valorada positivamente y pueda ejercer su efecto positivo en el ser humano en su totalidad".

A la luz de esta visión amplia y profunda de la sexualidad humana y de su problemática actual, el Papa reafirma que "naturalmente la Iglesia no considera los preservativos como la solución auténtica y moral" al problema del sida.

De este modo, el Papa no reforma o cambia la enseñanza de la Iglesia, sino que la reafirma, poniéndose en la perspectiva del valor y de la dignidad de la sexualidad humana, como expresión de amor y responsabilidad.

Al mismo tiempo, el Papa considera una situación excepcional en la que el ejercicio de la sexualidad representa un verdadero riesgo par la vida del otro. En ese caso, el Papa no justifica moralmente el ejercicio desordenado de la sexualidad, pero considera que la utilización del preservativo para disminuir el peligro de contagio es "un primer acto de responsabilidad", "un primer paso en el camino hacia una sexualidad más humana", en lugar de no utilizarlo, poniendo en riesgo la vida de la otra persona. En este sentido, el razonamiento del Papa no puede ser definido como un cambio revolucionario.

Numerosos teólogos moralistas y autorizadas personalidades eclesiásticas han afirmado y afirman posiciones análogas; sin embargo, es verdad que no las habíamos escuchado aún con tanta claridad de los labios de un Papa, si bien de una manera coloquial y no magisterial.

Benedicto XVI nos da, por tanto, con valentía, una contribución importante para aclarar y profundizar una cuestión debatida desde hace tiempo. Es una contribución original, pues por una parte mantiene la fidelidad a los principios morales y demuestra lucidez a la hora de rechazar un camino ilusorio, como la "confianza en el preservativo"; por otra parte, manifiesta sin embargo una visión comprensiva y de amplias miras, atenta para descubrir los pequeños pasos --aunque sean sólo iniciales y todavía confusos-- de una humanidad espiritual y culturalmente con frecuencia muy pobre hacia un ejercicio más humano y responsable de la sexualidad.

[Traducción del original italiano por Jesús Colina]


Sinceramente, no lo comprendo. Si la Iglesia condena magisterialmente el uso del preservativo en todo caso, ¿cómo puede decir el Santo Padre que considera que la utilización del preservativo para disminuir el peligro de contagio es "un primer acto de responsabilidad", "un primer paso en el camino hacia una sexualidad más humana"? ¿Y qué hay de la finalidad del sexo según la moral católica? ¿Lo más importante es sólo la responsabilidad y una sexualidad más humana? ¿Acaso no pinta nada Dios en todo esto?

Como Vicario de Cristo que es, el Papa merece todo mi respeto y consideración, pero esas palabras (que por supuesto no son magisteriales) me parecen sencillamente escandalosas. Esa nunca ha sido la doctrina de la Iglesia sobre la materia, y las palabras del Santo Padre no sólo contradicen el magisterio -por mucho que se quiera hacer creer que no con una nota aclaratoria que, salvo ciertas matizaciones, esencialmente confirma las palabras del Papa-, sino que confunden gravemente a los fieles.

Uno puede pecar o no, la debilidad humana es así, pero lo que nunca puede hacer es decir que el pecado no es tal o que puede estar de alguna manera justificado, aunque sea en algunos casos.

Sinceramente, no entiendo nada... Bueno, sí lo entiendo: el modernismo lo invade todo y al final muchas veces se acaba pensando más en agradar al mundo con unas palabras "comprensivas" (que no nos miren mal) que en defender la Verdad con la claridad y rotundidad que hay que hacerlo.