jueves, 1 de diciembre de 2016

Cuando los "talibán" pretenden dar lecciones de historia... (I)



Muchos lo recordamos perfectamente. Fue en marzo de 2001. El ministro de Asuntos Exteriores de los talibán, Wakil Ahmed Muttawakel, informó al secretario general de la ONU, Kofi Annan, de que las dos colosales estatuas de Buda, de 55 y 36,5 metros de altura, esculpidas en roca entre los siglos III y IV en la provincia central afgana de Bamiyán, fueron dinamitadas. Los talibán difundieron las terribles imágenes que pronto dieron la vuelta al mundo y se convirtieron en el símbolo de la barbarie. Para los talibán no importaba su gran valor histórico y cultural: representaban un pasado que odiaban, unas imágenes de un personaje histórico y religioso al que consideraban contrario a sus principios y valores, algo que, por lo tanto, había que destruir y borrar de la historia de Afganistán.

Los "talibán" españoles obviamente tienen sus diferencias con los afganos, pero comparten con ellos ese odio a todo pasado que represente cosas diferentes a las que ellos defienden, odio que también les lleva a humillar a los muertos que ya no se pueden defender y a destruir estatuas, placas, escudos y cualquier otro recuerdo con connotaciones más o menos políticas de la época histórica que va desde el 18 de julio de 1936 al 20 de noviembre de 1975. Nunca antes se vivió en España una furia "talibán" como esta que dio luz verde a la totalitaria Ley 52/2007 (conocida como "Ley de Memoria Histórica") por la cual se establecía una versión oficial de la historia de España de dicho periodo. Cualquier vestigio de dicha época debía ser destruido. En la larga historia de España, repleta de episodios buenos y malos, con guerras civiles tanto dinásticas como ideológicas, con revoluciones y reinados tremendos, con dictaduras y restauraciones, con gobiernos liberales y conservadores, revolucionarios y reaccionarios, jamás nadie promulgó una ley que obligara a mantener una versión oficial de la historia (tarea impropia de los legisladores y que sólo a los historiadores compete) y que estableciera la obligatoriedad de destruir todo legado histórico y/o cultural de una época. Sólo de la mentalidad propia de un "talibán" (en este caso, el señor Rodríguez Zapatero) podía salir una cosa así. Y salió...

El pasado 15 de noviembre de 2016 tuvo lugar una Junta General Ordinaria del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, al que tengo el honor de pertenecer, y ese día volvió a aparecer en la sala de tan noble institución un espíritu que me recuerda mucho al de esos fanáticos "talibán": una proposición pedía la retirada del título de "Decano Honorario" a José Antonio Primo de Rivera, alegando la aplicación de esa totalitaria Ley de Memoria Histórica. Sus promotores (una asociación que se define a sí misma como "libre de abogadas y abogados", aunque afirma defenderlos y representarlos; supongo que sus problemas para definirse se deben a su obsesión por rechazar las normas lingüísticas de la Real Academia Española de la Lengua, prefiriendo utilizar los absurdos cánones del "lenguaje políticamente correcto") presentaron varias propuestas (algunas razonables, la verdad ante todo), llamándome especialmente la atención dos de ellas: la de conminar a la Junta de Gobierno del Colegio a que utilice un "lenguaje no sexista" (es decir, obligar a eludir las normas lingüísticas de la RAE y a utilizar un lenguaje igual de ridículo que el que ellos utilizan -ya se sabe que casi todos los que presumen mucho de "libertad" suelen tener un especial gusto por obligar y prohibir cosas a los demás-) y la de retirar la citada distinción a José Antonio Primo de Rivera (propuesta que ya han hecho en ocasiones anteriores, porque persistentes y cansinos, la verdad es que lo son).

A mí me sonaba haber leído hace tiempo que la distinción a José Antonio se le había otorgado antes de la Guerra Civil, pero como no estaba seguro acudí a los libros de historia. De la docena de biografías que tengo sobre la figura de José Antonio, casi todas se centran en su vida política y pasan muy rápido y superficialmente sobre su actividad profesional. Sólo una obra aborda en exclusiva, con profundidad y detalle, el estudio de la faceta profesional del personaje, dedicando además un capítulo entero a la relación que mantuvo con el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid: "José Antonio, abogado" (obra del reputado historiador argentino Enrique Pavón Pereyra y del español Agustín del Río Cisneros, dos de los mayores expertos en la figura de José Antonio Primo de Rivera y sobre el que publicaron innumerables libros, empezando por sus Obras Completas). Mi edición es la segunda (revisada de posibles errores), publicada en 1969, y es ahí donde veo confirmada mi sospecha inicial: en la página 37 (y en la cronología de la página 292) se explican las actividades de José Antonio en el Colegio de Abogados de Madrid entre finales de los años 20 y principios de los 30 y cómo en atención a esos impagables servicios el Colegio le otorga la distinción de "decano perpetuo" en la sesión de la Junta de Gobierno del 29 de marzo de 1931.

Yo sabía que durante la Guerra Civil el Colegio fue tomado por abogados adictos al Frente Popular que expulsaron y retiraron todas las distinciones a los abogados de ideas opuestas (entre ellos a José Antonio) y que en lugar de ayudar a todos los colegiados, a estos los despreciaron y permitieron el exterminio físico de muchos de ellos (algunos tan ilustres como el Decano Don Melquiades Álvarez), y que de la misma manera en 1939 la nueva Junta de Gobierno expulsó a otro numeroso grupo de colegiados activos durante la pasada contienda. En atención a unos y otros, la actual Junta de Gobierno tomó la decisión (acertada en mi opinión) de anular ambas decisiones, restituyendo a todos, incluido José Antonio, a su condición anterior dentro del Colegio. Solución salomónica con la que se pretendía restañar heridas del pasado y que creo que a todos contentó, excepto -al parecer- a esa asociación "libre de abogadas y abogados".


En la reunión de la Junta General Ordinaria del pasado 15 de noviembre de 2016 intervine para aclararles a los colegas de la ALA (la citada "Asociación Libre de Abogadas y Abogados") la cuestión relativa al título honorífico concedido a José Antonio Primo de Rivera e informarles de los errores, tanto históricos (los ya explicados, de acuerdo a la información de los historiadores Pavón y del Río) como jurídicos que contenía su proposición. 


Respecto a estos errores jurídicos, la tesis que expuse fue la siguiente: al caso de José Antonio Primo de Rivera no les es aplicable (como pretendía la ALA) el artículo 15.1 de la Ley 52/2007 de "Memoria Histórica", tanto por estar incluido en la excepción del artículo 15.2 de la misma (que exige que el objeto de la exaltación sea en concreto la confrontación bélica o el franquismo, y no otros méritos del personaje conmemorado), como porque en todo caso procedería aplicar el artículo 4 (el derecho a la reparación y reconocimiento de las víctimas de la guerra civil, y José Antonio si tuvo algún protagonismo en la misma fue precisamente como víctima), especialmente después de que el artículo 3.1 de la citada Ley declarara la ilegitimidad del "Tribunal popular" que le condenó a muerte (en lo que fue una auténtica parodia de juicio que pasó a la historia judicial como ejemplo de lo que es una verdadera farsa disfrazada de "justicia", digna de ser estudiada en todas las facultades de Derecho -y que siempre debería ser recordada por el Colegio al que perteneció como un ejemplo de injusticia manifiesta-, con un "tribunal" compuesto por miembros de los partidos políticos enemigos del reo y con una orden de condena emitida desde Moscú antes del juicio y transmitida en persona por el conocido agente soviético Aleksandr Mijáilovich Orlov)

Terminé mi intervención apelando a la necesidad de no politizar el Colegio y de amparar a todos los colegiados, fueran del color político que fueran, desde José Antonio hasta los abogados laboralistas del despacho de Atocha.

Puede escucharse mi intervención en este enlace: 
http://www.ivoox.com/intervencion-jorge-garrido-colegio-de-audios-mp3_rf_13772443_1.html

Como es de suponer, mi intervención sentó muy mal a los promotores de la iniciativa, quienes, como los malos estudiantes, en lugar de estudiar antes del examen, una vez son suspendidos repasan los libros y después se agarran a cualquier cosa para pedir una revisión al profesor. Por eso se descuelgan estos días con un artículo en el que pretenden presumir de darme "una lección de historia"... Pero, ¿qué lección? Resumidamente dicen que no les consta ningún nombramiento anterior al de 1939 (que es el de "decano honorario", no "perpetuo") y que la decisión de 1939 es de carácter político por estar vinculada a la victoria militar franquista.

Su pretendidamente "aleccionador" artículo puede leerse aquí: 
http://ala.org.es/junta-general-ordinaria-del-icam-de-15-de-noviembre-de-2016-leccion-de-historia-para-un-falangista/

Pues bien, como ya he explicado antes (con datos históricos que la ALA se empeña en ignorar), en esta entrada pongo la información histórica que afirma el nombramiento como "decano perpetuo" de José Antonio en 1931, si bien es cierto que no siempre se ha conservado la documentación completa de muchas instituciones durante la guerra civil e ignoro si tal acuerdo -y la documentación correspondiente del mismo- se conserva o no, pues mucha documentación referida a José Antonio ha desaparecido de los archivos oficiales. Así, por ejemplo, recuerdo que en el año 2000 el Ateneo de Madrid retiró el retrato de José Antonio de su galería de ateneístas ilustres alegando que no les constaba que hubiera pertenecido nunca al Ateneo, ya que era imposible cerciorarse de ello porque durante la guerra civil desaparecieron gran parte de los archivos (y ello pese a que todos los historiadores, de manera unánime, describen numerosas anécdotas del personaje en el Ateneo, certificando todos su pertenencia al mismo). De la misma forma, el expediente académico de José Antonio desapareció también y no ha sido encontrado (no sé si para mis colegas de la ALA eso pone en duda que llegara estudiar y acabar la carrera de Derecho y que llegara a ser Abogado...).

Los historiadores citados dicen que el nombramiento de 1931 fue el de "decano perpetuo", ahora bien, la ALA dice que dicho título no estaba regulado entonces, lo que le haría ilegal. Como desconozco los detalles del funcionamiento del Colegio en aquéllos años, no puedo afirmar rotundamente nada al respecto (más allá de constatar lo ya dicho por los citados historiadores), pero perfectamente pudiera ser que al tratarse de un título honorífico no estuviera regulado en los Estatutos y sí en algún reglamento interno (muchas instituciones, especialmente en tiempos pasados, recogían sus recompensas y distinciones en reglamentos específicos que no figuraban en los Estatutos, y eso no los hacía ilegales en absoluto, por mucho que desde la ALA se afirme lo contrario). Nada más puedo afirmar o negar al respecto, razón por la cual me sorprende la rotundidad con la que mis colegas de la ALA se atreven a hacer tal afirmación temeraria, en contra -repito- de lo que afirman los historiadores y sin más apoyo que el de una simple deducción de la que sacan una conclusión (la de la ilegalidad del nombramiento) difícil de sostener sin más información que la disponible.

Aunque mis colegas de la ALA se limitan a afirmar que me han dado "una lección de historia" (no sé cuál, dado que pocas novedades aportan a lo que ya sabíamos, pero bueno), obviando que les recriminé no sólo un error histórico, sino también otro jurídico (que ni se molestan en intentar desmontar), lo cierto es que en la parte final de su artículo dan a entender (sin argumentar jurídicamente nada) que la Ley 52/2007 de Memoria Histórica (supongo que se refieren al artículo 15.1, aunque ni ese detalle aportan) sí sería aplicable al caso del título concedido a José Antonio por el Colegio. Eso sí, sin percatarse de un detalle del acuerdo de 1939 que ellos mismos reproducen y que remite a cuestiones profesionales de José Antonio: tras mencionar la concesión del título de "Decano Honorario", se acuerda también “Editar, entre otras, y de manera preferente, la biografía de José Antonio, destacando su actuación profesional”. ¿Por qué es aplicable el artículo 15.1 de la Ley 52/2007 al caso, cuando ya argumenté -cosa que ellos no hacen- la razón por la que no lo es? No lo sabemos... Ellos no argumentan, sólo afirman, así que seguiremos esperando -sentados, eso sí- a ver si en algún momento se dignan hacerlo.


Finalmente, me llama mucho la atención la última frase del artículo de mis colegas de la ALA, que dice textualmente: "Sería conveniente que el colegiado que intervino en los términos que se han expuesto también se documentara para evitar intervenciones tan faltas de fundamento y verdad como la mencionada y, de paso, que también nos hubiera informado de que además de colegiado del ICAM es Vicesecretario General de Falange española de las JONS."


Pues bien, como he demostrado en este artículo, mi intervención no sólo estaba bien fundamentada, sino que buscaba defender la verdad apoyándome en los libros de historia y desenmascarar el sectarismo político que destilaba la propuesta de la ALA, que es la que carece de fundamento, tanto histórico como jurídico. Si me demuestran que los historiadores citados se equivocaron, no tendré inconveniente en darles la razón, pero hasta ahora nada de lo escrito en su artículo demuestra que eso sea así.

Y en lo referente a que debí informarles de que además de colegiado del ICAM soy Vicesecretario General de Falange Española de las JONS... ¿qué decir? Yo entiendo que quienes gustan de politizarlo todo y de dividir a las personas y a las instituciones entre quienes son "de los suyos" y quienes no, quieran conocer las ideas políticas de todo el mundo, a fin de tratar de utilizar eso a su favor. Ahora bien, señores de la ALA, ¿desde cuándo un colegiado tiene que explicar su biografía para intervenir en una Junta General, diciendo si pertenece a algún partido político, confesión religiosa o club de fútbol? ¿Les gustaría acaso obligar a todos los colegiados a que antes de hablar declaren su filiación política? ¿Acaso no saben que la Constitución Española dice que "Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias" (artículo 18.2)? En cualquier caso, y siendo pública y notoria mi filiación política, ¿no se dan cuenta de lo absurdo e improcedente que sería que, al intervenir en las Juntas del ICAM, empezara informando de mi condición de Vicesecretario General de FEJONS? Comprendo que para Vds. sea importante etiquetar a la gente para poderle poner los oportunos "sambenitos", pero cuando intervengo en las Juntas del ICAM no lo hago en razón de mis actividades o cargos políticos, sindicales, culturales, vecinales o deportivos (que también los tengo), señores de la ALA, sino únicamente en mi condición de colegiado del ICAM, como abogado en ejercicio que soy. ¿Tanto les cuesta entenderlo?


En resumen, el artículo de la asociación "libre de abogados" (que, haciendo honor a su curioso nombre, quiere también "librarnos" del abogado José Antonio Primo de Rivera en el Colegio) no aporta prácticamente nada, incide únicamente en los datos ya conocidos, no demuestra nada que contradiga a los historiadores Pavón y del Río y sólo persigue politizar el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, crear mal ambiente "guerracivilista" y faltar al respeto a un ilustre colega, José Antonio Primo de Rivera, que tenemos el gran honor de que formara parte de nuestro Colegio, al que aportó tanto de su tiempo, esfuerzo e ilusiones, y que sólo por ello merece seguir ostentando el título honorífico de "Decano" (honorario o perpetuo, tanto da), al igual que merecen toda nuestra consideración tantos otros ilustres colegas de ideologías diversas que han pasado por nuestro Colegio. 



Todos los abogados que han pasado por este Colegio deben merecer nuestra consideración y respeto, aunque no nos gusten las ideas que representaran, y el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, con sus cuatro siglos de historia, debe seguir siendo el Colegio de TODOS, sin caer nunca en actitudes que recuerden a las de los "talibán" afganos y sus tristemente conocidas "lecciones de historia". 



Ojalá algún día puedan llegar a entenderlo mis colegas de la ALA...



ACTUALIZACIÓN: Estas pasadas navidades de 2016 aproveché para ojear algunos libros, uno de los cuales era la tesis doctoral del politólogo francés Arnaud Imatz, defendida en el país vecino en 1975 y publicada por vez primera en España en 2003. En su página 73 (edición española) también refiere el hecho del nombramiento de José Antonio como Decano perpetuo del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid el 29 de marzo de 1931.

domingo, 28 de agosto de 2016

"De la Cristiandad a la Modernidad" (extracto); Madrid, 26 VIII 2016


Espero que os guste este amplio extracto de la conferencia titulada "De la Cristiandad a la Modernidad", que pronuncié en el local intersindical del Ministerio de Defensa en Moncloa (Madrid), el pasado 26 VIII 2016.

Comento en este extracto las fases de destrucción de la Cristiandad que enumera Francisco Elías de Tejada (y que hoy sigue su discípulo Miguel Ayuso) y en parte las enmiendo y completo siguiendo las tesis de Rubén Calderón Bouchet y, en menor medida, Rafael Gambra. Entre unos y otros creo que se puede hacer una síntesis mucho más precisa y completa sin por ello perder apenas en claridad pedagógica.


martes, 9 de febrero de 2016

Escrito exigiendo la reposición de la placa al sindicalista de la CONS José García Vara

Como Presidente del Foro Social Manuel Mateo, ante la sucesión de ataques sectarios al patrimonio histórico-cultural realizados en las últimas fechas por el Ayuntamiento de Madrid, me he visto obligado a dar un paso al frente para plantar cara a semejantes barbaridades.

Ojalá muchos madrileños den también su paso al frente y, copiando en lo esencial este escrito, presenten uno propio para presionar entre todos un poco más.

Reproduzco el texto de la noticia tal y como aparece en el blog del FSMM: http://forosocialmanuelmateo.blogspot.com.es/2016/02/el-fsmm-exige-la-reposicion-inmediata.html

Ante la orgía de bárbaras acciones de esta semana por parte de los "talibán" que gobiernan el Ayuntamiento de Madrid, que a golpe de martillo y piqueta están destruyendo el patrimonio histórico-cultural de los madrileños por razones puramente ideológicas y de odio a los que pensaban o piensan diferente a ellos, al más puro estilo de los islamistas del DAESH o de Afganistán (resulta imposible no ver en estas acciones las mismas actitudes y "razones" de odio fanático de quienes destruyeron los budas de Bamiyán, el museo de Mosul o las ruinas de Palmira), el Foro Social Manuel Mateo ha exigido en el día de hoy la reposición inmediata de la placa de recuerdo y homenaje al sindicalista -asesinado en 1935- José García Vara, dando un plazo para su reposición de 10 días, transcurridos los cuales emprenderemos las acciones judiciales pertinentes, dado que su eliminación ha sido un abuso completamente ilegal.

Seguiremos defendiendo el patrimonio histórico-cultural madrileño contra cualquier futura acción de similar naturaleza, pues mucho nos tememos que esto no ha hecho más que empezar.

Animamos a todos los vecinos sensibilizados con este tema a que presenten escritos similares en los registros municipales a fin de que la presión social ayude a reponer las cosas a su lugar y a que la sensatez vuelva al consistorio municipal.

El texto del requerimiento registrado en el día de hoy es el siguiente:

"Al EXCELENTÍSIMO AYUNTAMIENTO DE MADRID 
(CONCEJALÍA DE CULTURA Y DEPORTES)


Don Jorge Garrido San Román, mayor de edad, con DNI n.º --------, con domicilio a efectos de notificaciones en la calle -----, n.º --, -----, CP 28.39 de la Villa de Madrid, en mi calidad de Presidente de la asociación “FORO SOCIAL MANUEL MATEO” comparezco ante este órgano administrativo y, como mejor proceda en Derecho, DIGO:

1.) Que por parte del Ayuntamiento de Madrid, en fecha 1 de febrero de 2016 se ha realizado una actuación consistente en la retirada de una placa conmemorativa situada en la calle Arrieta número 4 de Madrid en homenaje a José García Vara, panadero, fundador del sindicato de panaderos de la Central Obrera Nacional Sindicalista que fue asesinado por sus actividades sindicales el 2 de abril de 1935. Dicha placa fue colocada por el “Centro Social Manuel Mateo”, entidad privada que no es de titularidad municipal, de la que se considera continuadora el “Foro Social Manuel Mateo” que presido, y que entre sus fines tiene, según el artículo 2.a de sus Estatutos, el de la “defensa de los intereses generales de los vecinos, en calidad de usuarios y destinatarios finales de la actividad urbanística, cultural,(…), etc. (…)” de Madrid.

2.) Dicha actuación, que ha sido llevada a cabo sin tramitación de procedimiento administrativo legitimador alguno, conlleva la vulneración flagrante de la Ley 52/2007, de 26 de diciembre, por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura, también conocida como “Ley de Memoria Histórica”.


3.) El acontecimiento que rememora la placa retirada por orden de la Concejalía de Cultura y Deportes del Excmo. Ayuntamiento de Madrid, es el asesinato cobarde en una emboscada del sindicalista José García Vara, ocurrido en la calle Arrieta 4 de Madrid el día 2 de abril de 1935; es decir, un año y tres meses antes de que estallase la Guerra Civil española. En consecuencia, el contenido de la referida placa queda fuera del objeto de la Ley 52/2007, y su retirada no encuentra amparo en el artículo 15 de la misma que expresamente exige que el objeto retirado conmemore la sublevación militar del 18 de julio de 1936, la Guerra Civil o la posterior dictadura, algo que en modo alguno sucedía con dicha placa. 

4.) Igualmente, esta actuación material del Ayuntamiento de Madrid supone un quebrantamiento del procedimiento administrativo, pues la misma se ha realizado sin esperar a la elaboración del plan integral que el Pleno del Ayuntamiento acordó el pasado 22 de diciembre de 2015 y sin la existencia de un expediente justificativo en el que se sustente la retirada de la placa que ya se ha producido.

En virtud de lo expuesto,

AL EXCMO. AYUNTAMIENTO DE MADRID solicito, mediante el presente escrito, y al amparo de lo que dispone el art. 30 LJCA, tenga por formulado el presente REQUERIMIENTO al objeto de que cese de inmediato la actuación material de esta Administración, que es constitutiva de VÍA DE HECHO, adoptando las medidas precisas para reponer las cosas al estado anterior, restituyendo la placa conmemorativa del asesinato de José García Vara al lugar exacto de donde ha sido retirada, en el bien entendido que si esta intimación no es atendida en el plazo de diez días, quedará libre la vía jurisdiccional contencioso-administrativa, frente a las mencionada vía de hecho de la Administración, así como la vía jurisdiccional penal contra los responsables de la misma.

En Madrid,  a 4 de febrero de 2016.
EL PRESIDENTE

Jorge Garrido San Román"

miércoles, 20 de enero de 2016

¿Es que ya no quedan hombres?

Dicen que el filósofo cínico Diógenes, el mismo que vivía en una tinaja y que sólo pedía a Alejandro Magno que no le tapara el sol, cierto día caminaba por las calles con un farol encendido mientras decía: "busco un hombre". Como buen pensador cínico que era, consideraba -con excesivo pesimismo, aunque no exento de cierta razón- que no había ningún hombre realmente honesto en el mundo, y de esa manera quería llamar la atención sobre ello.

Gente miserable, cobarde y ruin siempre ha habido y siempre habrá, pero hoy, al comprobar uno de esos comportamientos (que no iba dirigido a mí, pero sí a una persona que tengo en alta estima y a la que se hizo un ataque injusto y cobarde en cierta red social de Internet), me vinieron a la mente tanto esa reflexión de Diógenes, como -con menos profundidad intelectual- la célebre expresión del humorista "Chiquito de la Calzada": "¡Cobaaaarde!".

Efectivamente, la miseria humana -consecuencia, sin duda, de nuestra naturaleza caída a causa del pecado original- en ocasiones se manifiesta con actitudes como esta. Quienes tenemos ciertos valores y aún creemos en algunos de los más sublimes, como el honor, la fidelidad, el valor de la palabra dada, y otros similares, no conseguimos acostumbrarnos a que haya quienes pasan de saludar afectuosamente a darle a alguien cuchilladas por la espalda sin que haya sucedido nada que lo explique (no digo "que lo justifique" porque estos comportamientos indignos nunca están justificados). 

Antes, cuando había hombres de verdad, es decir, cuando se respetaban ciertos valores y principios que ya respetamos sólo una exigua minoría que aún tenemos como un título de honor el considerarnos caballeros, las cosas se decían a la cara, asumiendo la responsabilidad correspondiente y sosteniendo la mirada, y quien no se atrevía a hacerlo así era considerado un cobarde. Hoy, quizá como reflejo de una sociedad moralmente enferma, ya somos pocos los que aún decimos las cosas así. Los cobardes lo tienen más fácil que nunca con la proliferación de la tecnología (ya lo comenté hace años en este blog cuando hablé de "La cobardía del nick"), y así hoy en día muchos dejan a la novia enviándole un "whatsapp" o acusan a quien sea de cualquier falsedad con un comentario en Facebook o con un "twitt", seguros de que así la falsedad correrá como la pólvora sin que la persona aludida tenga la menor oportunidad de defenderse.

Es bueno alejarse de las personas que actúan de esta manera, pues aunque no nos hayan hecho nada, tarde o temprano lo harán. Su comportamiento delata su falta de valores, por lo que no son personas de fiar.

Por eso me pregunto: en esta sociedad decadente, ¿es que ya no quedan hombres?

Quedamos, pero pocos, muy pocos; cada vez menos, porque somos una especie en peligro de extinción...