He de reconocer que el milagro (aunque aún no ha sido declarado oficialmente como tal por la Iglesia, conviene precisarlo) de la licuefacción de la sangre de San Pantaleón, que puede observarse todos los años el día de su aniversario, es tan sorprendente y aparentemente inexplicable como infravalorado. Estoy seguro de que la mayoría de los lectores madrileños de este blog o bien lo desconocían, o en caso de conocerlo ni siquiera se han tomado nunca la "molestia" de asistir a este hecho insólito aquí, tan cerca de casa... ¿Por qué no valoraremos más milagros como éste?
Reproduzco un artículo de hoy de la Agencia EFE que he encontrado en el blog de Radio Cristiandad (http://radiocristiandad.wordpress.com/2009/07/27/en-vispera-de-su-festividad-vuelve-a-licuarse-sangre-de-san-pantaleon/):
En víspera de su festividad, vuelve a licuarse la sangre de San Pantaleón
El contenido del relicario comienza tradicionalmente a transformarse con la consistencia y el color de la sangre y dos días después vuelve a condensarse, estado en el que permanece el resto del año.
En la víspera del aniversario de su martirio, como cada año, la sangre de San Pantaleón ha vuelto a pasar del estado sólido a líquido, según ha confirmado este domingo a Efe el capellán del monasterio de La Encarnación de Madrid, Joaquín Martín Abad.
El 26 de julio, víspera de la fiesta de San Pantaleón, el contenido del relicario comienza tradicionalmente a transformarse con la consistencia y el color de la sangre y dos días después vuelve a condensarse, estado en el que permanece el resto del año.
La sangre del mártir, en proceso de licuefacción, pudo hoy ser observada por decenas de personas que a partir de las cinco de la tarde se acercaron al templo, situado en los aledaños de la céntrica plaza de Oriente, para contemplar la reliquia.
El objeto religioso permanece todo el año guardado en la clausura del convento y sólo está expuesto al público dos días, en una vitrina que protege el recipiente y que puede ser observada en dos pantallas de televisión situadas a ambos lados del altar, colocadas para preservar la reliquia.
Pero el contenido de la ampolla de cristal no se ha podido analizar nunca por miedo a que, al abrir el pequeño recipiente, se destruya o pierda propiedades.
Y debido a que no se ha podido efectuar un examen científico, la Iglesia no se ha pronunciado oficialmente sobre este hecho ni lo ha calificado de “milagro”.
No obstante, desde el siglo XVII se repite en el monasterio de la Encarnación el fenómeno denominado “milagro de San Pantaleón”, que tiene su réplica en varios lugares del mundo, como en Italia, donde existe una creencia popular que vaticina grandes catástrofes el año en que no se produce la licuefacción.
Es en el citado país donde se expone la ampolla más grande que existe con sangre del santo y de la que, según Martín Abad, se extrajo la porción que hay en el monasterio madrileño.
Se prevé que entre 7.000 y 10.000 fieles acudan mañana al monasterio de la Encarnación para presenciar la sangre licuada de San Pantaleón.
Así lo ha asegurado hoy a Efe el padre Joaquín, quien ha explicado que, aunque la sangre, que normalmente tiene el aspecto de una costra, comienza en junio a cambiar de color, será mañana cuando alcance su máximo punto de licuación.
Un “milagro” que ocurre “todos los años” desde 1645, momento desde el cual existe constancia escrita de la presencia de la reliquia en este templo.
En lo que más varía el comportamiento de la reliquia es en el momento de volver a hacerse sólida: a veces ocurre al día siguiente y otros años no vuelve a su estado habitual hasta septiembre.
A pesar de que la reliquia está expuesta durante todo el año en el museo de este monasterio administrado por Patrimonio Nacional, los creyentes prefieren acudir a visitarla en esta efeméride, sobre todo “para darle gracias por los favores concedidos”, y también poder besar otro recuerdo de San Pantaleón, un trozo del hueso de su canilla.
Para facilitar a los fieles la observación de la ampolla que contiene la sangre, de un reducido tamaño, las monjas Agustinas Recoletas han instalado dos pantallas de televisión que amplían la imagen junto al altar mayor.
San Pantaleón, que nació en el siglo III en la actual Turquía, fue víctima de la persecución del emperador romano Diocleciano por ejercer la medicina de forma gratuita y por negarse a apostatar.
Una de las reliquias de su cuerpo, una ampolla con su sangre, llegó hasta la catedral italiana de Ravello, donde ya en el siglo XII se apreciaba el fenómeno de la licuación.
Ravello regaló posteriormente una pequeña porción al monasterio madrileño, cuyo capellán se mantiene cada año en contacto con los religiosos italianos para comprobar que allí también la sangre se ha licuado, un hecho que, de no producirse, según algunos creyentes, significaría un mal augurio.
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