Dicen que Israel ha decidido retirarse nuevamente de la franja de Gaza, y quiero aprovechar para hacer una breve reflexión, sin intención de analizar a fondo el problema -su complejidad hace que no me atreva a despacharlo en unos pocos párrafos-, reflexión superficial si se quiere, pero que obedece a razones nada superficiales.
Lo primero que quiero rechazar es el ponerme de parte de ninguno de los contendientes. Lo siento, pero se me hace demasiado difícil tener que optar entre los bárbaros judíos que no tienen ningún problema en masacrar a unos palestinos que estaban antes que ellos en aquellas tierras (y a quienes expropiaron injustamente, gracias al apoyo internacional a los planes sionistas de la creación del estado de Israel), y me niego a ponerme de parte de unos fanáticos terrorisas musulmanes como son los de Hamas, que tienen exactamente los mismos escasos escrúpulos en lazar cohetes a poblaciones judías o en hacerse explotar en medio de un mercado (aunque estos atentados hayan casi desaparecido gracias al muro levantado por Israel, que es un muro segregacionista y nada humano, es verdad, pero no es menos cierto de que ha cumplido también su función: evitar los atentados suicidas palestinos).
Lo siento, pero ambos bandos me parecen unos bárbaros y me niego a optar por uno u otro.
Es verdad que hay detalles a tener en cuenta: la legitimidad inicial de la causa palestina (neutralizada luego por sus prácticas terroristas), las respuestas desproporcionadas de Israel (aunque es verdad que ante el fanatismo de quienes tiene en frente tampoco pueden jugar y debe mostrar firmeza para no perecer) y que no deparan en víctimas civiles (tampoco los terroristas de Hamas, quienes aprovechan para hacer victimismo, aunque ellos sean iguales), el peso creciente del factor religioso (no carecían de razones los falangistas libaneses -en su contexto, claro- para preferir aliarse con los judíos antes que con unos musulmanes radicales -en ese caso de Hizbulá- aún de menos fiar y relacionados con Irán, aunque luego los judíos les dejaran tirados...), el hecho de que los cristianos del lugar sean palestinos (respetados por la OLP, pero cuyo futuro en las zonas dominadas por los radicales de Hamás es más que dudoso), etc.
Son todos ellos -y otros que no he mencionado- datos a valaorar, desde luego, pero después de repasarlos sigo sintiéndome tan lejos de unos como de otros, y yo no veo solución a este loco rompecabezas. ¿Podría servir de solución el aceptar la existencia de dos estados y de una ciudad, Jerusalén, de jurisdicción internacional? No lo sé, sinceramente...
No puedes ser neutral: o estás con los opresores o con los oprimidos. No hay término medio. Si a ti te roban la cartera con 10.000 €, dentro de 60 años seguirán siendo tuyos, aunque te "devuelvan" menos de la mitad.
ResponderEliminarLo entiendes no? Saludos!
Claro que entiendo que la razón inicial la tienen los palestinos, pero por seguir tu ejemplo: si el que fue víctima del robo se pasa 60 años acuchillando a todos los culpables de su robo, francamente, yo no le pienso defender.
ResponderEliminarEl enemigo de mi enemigo no tiene por qué ser mi amigo.
Un saludo.