Comunicado del padre Federico Lombardi sobre la contribución de Benedicto XVI al debate
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 21 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Publicamos la nota que ha emitido este domingo el padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, para comentar las palabras de Benedicto XVI sobre el preservativo en el libro-entrevista "Luz del mundo" que comenzará a distribuirse este martes. Este sábado, un pasaje de estas declaraciones había sido distribuido por "L'Osservatore Romano", acaparando un enorme interés entre medios de comunicación de todo el mundo.
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Al final del capítulo décimo del libro "Luz del mundo", el Papa responde a dos preguntas sobre la lucha contra el sida y el uso del preservativo, preguntas que se remontan a la discusión que siguió a las palabras pronunciadas por el Papa sobre este tema en su viaje a África, en 2009.
El Papa confirma con claridad que en esa ocasión no había querido tomar posición sobre el problema de los preservativos en general, sino que había querido afirmar con fuerza que el problema del sida no se puede resolver únicamente con la distribución de preservativos, pues es necesario hacer mucho más: prevenir, educar, ayudar, aconsejar, estar junto a las personas, ya sea para que no se enfermen, ya sea porque se han enfermado.
El Papa observa que también en el ámbito no eclesial se ha desarrollado una conciencia análoga, como lo demuestra la llamada teoría "ABC" (abstinence, be faithful, condom), en la que los dos primeros elementos (abstinencia y fidelidad) son mucho más determinantes y fundamentales para la lucha contra el sida, mientras que el preservativo se presenta en última instancia como una escapatoria, cuando faltan los otros dos elementos. Por tanto, debe quedar claro que el preservativo no es la solución del problema.
El Papa amplía después su mirada e insiste en el hecho de que concentrarse únicamente en el preservativo significa banalizar la sexualidad, que pierde su significado como expresión de amor entre personas y se convierte en una "droga". Luchar contra la banalización de la sexualidad es "parte del gran esfuerzo para que la sexualidad sea valorada positivamente y pueda ejercer su efecto positivo en el ser humano en su totalidad".
A la luz de esta visión amplia y profunda de la sexualidad humana y de su problemática actual, el Papa reafirma que "naturalmente la Iglesia no considera los preservativos como la solución auténtica y moral" al problema del sida.
De este modo, el Papa no reforma o cambia la enseñanza de la Iglesia, sino que la reafirma, poniéndose en la perspectiva del valor y de la dignidad de la sexualidad humana, como expresión de amor y responsabilidad.
Al mismo tiempo, el Papa considera una situación excepcional en la que el ejercicio de la sexualidad representa un verdadero riesgo par la vida del otro. En ese caso, el Papa no justifica moralmente el ejercicio desordenado de la sexualidad, pero considera que la utilización del preservativo para disminuir el peligro de contagio es "un primer acto de responsabilidad", "un primer paso en el camino hacia una sexualidad más humana", en lugar de no utilizarlo, poniendo en riesgo la vida de la otra persona. En este sentido, el razonamiento del Papa no puede ser definido como un cambio revolucionario.
Numerosos teólogos moralistas y autorizadas personalidades eclesiásticas han afirmado y afirman posiciones análogas; sin embargo, es verdad que no las habíamos escuchado aún con tanta claridad de los labios de un Papa, si bien de una manera coloquial y no magisterial.
Benedicto XVI nos da, por tanto, con valentía, una contribución importante para aclarar y profundizar una cuestión debatida desde hace tiempo. Es una contribución original, pues por una parte mantiene la fidelidad a los principios morales y demuestra lucidez a la hora de rechazar un camino ilusorio, como la "confianza en el preservativo"; por otra parte, manifiesta sin embargo una visión comprensiva y de amplias miras, atenta para descubrir los pequeños pasos --aunque sean sólo iniciales y todavía confusos-- de una humanidad espiritual y culturalmente con frecuencia muy pobre hacia un ejercicio más humano y responsable de la sexualidad.
[Traducción del original italiano por Jesús Colina]
Sinceramente, no lo comprendo. Si la Iglesia condena magisterialmente el uso del preservativo en todo caso, ¿cómo puede decir el Santo Padre que considera que la utilización del preservativo para disminuir el peligro de contagio es "un primer acto de responsabilidad", "un primer paso en el camino hacia una sexualidad más humana"? ¿Y qué hay de la finalidad del sexo según la moral católica? ¿Lo más importante es sólo la responsabilidad y una sexualidad más humana? ¿Acaso no pinta nada Dios en todo esto?
Como Vicario de Cristo que es, el Papa merece todo mi respeto y consideración, pero esas palabras (que por supuesto no son magisteriales) me parecen sencillamente escandalosas. Esa nunca ha sido la doctrina de la Iglesia sobre la materia, y las palabras del Santo Padre no sólo contradicen el magisterio -por mucho que se quiera hacer creer que no con una nota aclaratoria que, salvo ciertas matizaciones, esencialmente confirma las palabras del Papa-, sino que confunden gravemente a los fieles.
Uno puede pecar o no, la debilidad humana es así, pero lo que nunca puede hacer es decir que el pecado no es tal o que puede estar de alguna manera justificado, aunque sea en algunos casos.
Sinceramente, no entiendo nada... Bueno, sí lo entiendo: el modernismo lo invade todo y al final muchas veces se acaba pensando más en agradar al mundo con unas palabras "comprensivas" (que no nos miren mal) que en defender la Verdad con la claridad y rotundidad que hay que hacerlo.
Desde mi punto de vista, no hay motivos para rasgarse las vestiduras, ya que en primer lugar el Papa no ha emitido un Decreto Magisterial, sino que ha sido una simple conversacion en donde el término männliche Prostituierte (prostituto) ha sido traducido al español en el sentido de "prostituta", por lo que en principio el preservativo no está contemplado como herramienta anticonceptiva, sino como herramienta contra el SIDA.
ResponderEliminarAl parecer, L´Osservatore no publica la siguiente respuesta del Santo Padre:
2 Seewald: ¿Quiere decir, entonces, que la Iglesia Católica en realidad no se opone en principio a la utilización de los condones?
Benedicto XVI: Ella [la Iglesia], por supuesto, no lo considera como una solución real o moral, pero, en este u otro caso, puede haber, sin embargo, la intención de reducir el riesgo de infección, como un primer paso hacia una forma distinta y más humana de vivir la sexualidad ".
Es decir, y encuadrado correctamente dentro de sus justos términos, lo único que puntualiza el Santo Padre es que en caso de la prostitución masculina, el uso de un anticonceptivo para evitar el SIDA supondría una toma de conciencia - débil si se quiere - de que el uso de la sexualidad no es "ad libitum".
En definitivas cuentas, yo no veo cambio en la Doctrina de la Iglesia, ni material no formalmente. Otra cosa es, sinceramente, que cada uno arrime el ascua a su sardina.
Saludos.
David C.
Agradezco tu comentario, David, y desde luego es bastante más aceptable que la aclaración oficial de la Oficina de Prensa del Vaticano.
ResponderEliminarQue no ha sido una declaración magisterial es obvio, pero aún así creo que se trata de unas declaraciones ambiguas y que inducen a confusión. En estos tiempos yo creo que hace falta claridad, no ambigüedad.
De todas formas me sigue sorprendiendo la ausencia absoluta de referencias a la finalidad de la sexualidad para la doctrina católica, siempre vinculada al matrimonio, la reproducción y Dios, así como la no referencia a la castidad.
El Santo Padre ha estado, como mínimo, desafortunado. Y lo digo reiterando mi máximo respeto por él como Vicario de Cristo.
Estoy de acuerdo en que en los tiempos que corren, lo que necesitamos es claridad en los planteamientos en lugar de la ambigüedad a que nos tienen acostumbrados algunos ilustres representantes de la Santa Madre Iglesia. Personalmente, echo de menos, por ejemplo,una nota de protesta de la Conferencia Episcopal ante el atropello y humillación a que se somete a los católicos que quieren escuchar Misa en el Valle de los Caídos. El que se registre a los que quieren acceder a un templo católico como se fueran delincuentes es una humillación y un insulto. Habría que ver las reacciones de los imanes si, por ejemplo, se registrase a los moros que acceden a la mezquita de la m-30. Creo que la tibieza y el templar gaitas de la jerarquía eclesiástica es una actitud que desilusiona a cada vez más españoles.
ResponderEliminarhttp://antorchanegra.blogspot.com
Hombre, declaraciones ambiguas....insisto en que el Santo Padre no ha entrado en el terreno de la concepción. Desde este punto de vista, tiene tanta relación con el núcleo esencial del Magisterio como si le preguntan si es lícito moralmente llevar un condón en la cabeza. Y desde luego no creo que se pueda achacar a Benedicto XVI menoscabo a la tradición cuando precisamente lleva como emblema "Tradición y Concilio".
ResponderEliminarEs que además conceptualmente es imposible, otra cosa es que se quiera forzar la interpretación y poner en boca de Benedicto XVI lo que realmente no dijo.
David C.
David, yo no he publicado ningún artículo ajeno sobre lo que dijo el Santo Padre, sino que he reproducido íntegro el comunicado sobre el tema de la Oficina de Prensa del Vaticano.
ResponderEliminarDices que el Papa no habló sobre la concepción y tienes razón. Ese es el problema, que habla del sexo y del preservativo sin hablar de la concepción ni del matrimonio ni de Dios, sino sólo de responsabilidad y humanización.
Si a ti te parece satisfacoria la nota de prensa del Vaticano, pues muy bien, pero a mí no me lo parece.
Estimado Jorge, creo que las palabras del Papa son tan claras como siempre. O quizá un poco más, porque las consideraciones que hace sobre la excepción, no hacen sino confirmar la regla, que es la humanización de la sexualidad como función reproductora que es. Cuestión bien diferente, sería que quienes se oponen a este principio, han interpretado a su antojo sus palabras. Creo sinceramente que se puede decir más alto pero no más claro.
ResponderEliminarUn saludo
Pues yo -que no pertenezco a ese grupo de personas- me veo obligado a hacer un esfuerzo muy voluntarista para ver lo que tú ves, la verdad. Yo no veo esa claridad.
ResponderEliminarY respecto a la excepción ("el preservativo se presenta en última instancia como una escapatoria, cuando faltan los otros dos elementos", dice textualmente la nota de prensa refiriéndose a la lucha contra el SIDA y a los elementos de abstinencia y fidelidad), resulta que hasta ahora yo no la había visto contemplada en el Catecismo. ¿Desde cuándo la Iglesia establece esa excepción? Para esos casos, ¿no se suponía que lo único que recomendaba la Iglesia era la abstinencia? ¿Desde cuándo no es así? ¿Qué documento magisterial ha previsto tal excepción? Ahora se comprende por qué algunos religiosos se están dedicando, entre otras cosas, a repartir condones...
Y es que si se lee atentamente la nota de prensa del Vaticano vemos que se dice textualmente que "el problema del sida no se puede resolver únicamente con la distribución de preservativos, pues es necesario hacer mucho más: prevenir, educar, ayudar, aconsejar, estar junto a las personas". Vamos, si esa frase no da por hecho que hay que distribuir preservativos (sólo que no únicamente eso, ciertamente) yo no sé qué otro sentido pueda tener la frase... ¿No dice esa frase que además de distribuir preservativos hay que hacer mucho más? No únicamente eso, es verdad, pero se deduce claramente que eso también, ¿o no?
Lo siento, pero a mí me parece que lo que dice es eso, y cualquier lector objetivo de esa nota creo que llegaría a la misma conclusión. Yo creo que hace falta mucho voluntarismo y subjetividad para entender otra cosa.
Creo que ese voluntarismo y subjetividad a los que aludes se dan porque sólo ves una parte del problema. El mensaje del Papa no es sólo, creo yo, para quienes le escuchan, sino para todos, incluidos quienes no lo hacen. Simplemente hace un análisis para la solución del problema del SIDA, en el cual destaca cuál es la causa y cuál su solución, matizando que los preservativos no pueden ser ninguna panacea. Obviamente, cualquier persona que lo vaya a utilizar es porque pertenece a un grupo de riesgo y desde luego no va a hacer caso del catecismo, pero aun así evitará en cierto modo a que no se propague entre el resto de la población.
ResponderEliminarUn saludo
Sí, claro, pero si eso es así, el mensaje que ha dado al final no difiere mucho del que se da en las campañas de uso del preservativo entre los jóvenes: "como da igual lo que se os diga y vais a tener sexo, al menos que sea seguro".
ResponderEliminarComo dice el propio comunicado de la Oficina de Prensa del Vaticano, estas palabras "es verdad que no las habíamos escuchado aún con tanta claridad de los labios de un Papa".
Y aún así no encuentro respuesta a mis interrogantes...
No creo que sea equiparable la permisividad del uso del preservativo con relación a las relaciones desordenadas (fuera del matrimonio) de los jóvenes (o de los menos jóvenes) que con relación al caso concreto, singular y puntual al que el Papa se ha referido.
ResponderEliminarNo es lo mismo en sí mismo pero, sobre todo, en el orden moral.
El uso indiscriminado del preservativo en las relaciones sexuales (dentro y fuera del matrimonio) puede tener como finalidad, sin duda, evitar el contagio de enfermedades venéreas o de transmisión sexual; pero en no pocos casos (en la mayoría de ellos) no tiene otra finalidad (singularmente cuando se utiliza en el ámbito matrimonial) que evitar el embarazo y, por tanto, el uso del condón no es más que un medio contraceptivo; moralmente inadmisible y condenado por la Iglesia. Criterio que no se ve alterado por las comentadas declaraciones del Papa.
Estas declaraciones vienen a consentir como mal menor (pero no por ello menos reprobable moralmente) el uso del preservativo en los casos extremos de relaciones en el ámbito estricto de la prostitución sometido a un alto riesgo de contagio de enfermedades mortales, como es el SIDA.
El fin de esta “concesión” o “indulgencia” es cabalmente preservar la vida humana en un escenario en que son millones de seres humanos los que han muerto y mueren inexorablemente; un fin altamente moral en sí mismo y que, así hay que entenderlo, el Papa considera de rango superior a la afirmación inflexible del principio moral que, no obstante, se afirma como necesario para una autentica humanización de la sexualidad o, si se quiere, de una sexualidad digna conforme a la condición humana.
Personalmente me quedo con esto. Me quedo con la expresión de caridad que el papa muestra con esta indulgencia.
Entiendo perfectamente tu razonamiento, y si se trata de salvar la cara del Papa, pues bueno, demos esa versión de las cosas (al menos frente a quienes critican a la Iglesia), pero no me parece que esa postura del Papa esté en línea con la doctrina magisterial. Y cuanto más releo sus palabras y la nota aclaratoria del Vaticano, más me reafirmo en ello.
ResponderEliminarLa demostración la pones tú mismo al apelar al "mal menor". La doctina del mal menor fue desarrollada hace mucho tiempo por los jesuítas y fue aceptada en su integridad por la Iglesia, pero su enunciado es el siguiente:
"Cuando no hay posibilidad material de elegir un bien posible y todas las opciones restantes son malas, incluída la propia abstención, entonces es moralmente aceptable e incluso exigible optar por el mal menor".
Es decir, siempre que hay una opción no mala -incluyendo como opción el no optar por nada-, está absolutamente prohibido escoger un mal menor entre el resto de males, pues en tal caso hay que optar siempre por el bien posible (ni siquiera "probable",sino sólo "posible"). Si hay un bien posible, una opción elegible moralmente aceptable, se excluye terminantemente la moralidad de cualquier opción que no sea esa.
Pues bien, hablando de sexualidad siempre hay una opción moralmente válida en todos los casos: la abstinencia. Sólo se me ocurre como excepción el que alguien vaya a ser violado y el violador le diera la posibilidad de utilizar un preservativo, pero es una situación poco verosímil, la verdad...
Ahora bien, si de lo que se trata es de defender al Papa y justificar sus palabras para evitarle las críticas, entonces ya es otro tema, por supuesto.
La excepción nunca está en línea con la norma. Esta “indulgencia” del Papa se ha dado como excepción a la norma que, simultáneamente, se reafirma.
ResponderEliminarNo se trata de defender al Papa, al Vicario de Cristo, al que tiene el poder de atar y desatar en la Tierra y en el Cielo; no. No creo que necesite mi insignificante “defensa” quien es en la Tierra el depositario de la Verdad revelada. No, desde luego, no lo creo.
Lo único que intento es colaborar a la comprensión de las razones y de la finalidad de estas declaraciones. Declaraciones que, sobre todo, son expresión de misericordia y caridad cristianas.
El Papa puede equivocarse, sin duda, cuando habla de cosas ajenas a la fe y a la moral.
En este caso, se ha manifestado sobre una cuestión de moral. Si en esto cuestionamos los católicos su criterio, ¿a qué reducimos su Magisterio?.
Bueno, eso de que el Papa sólo puede equivocarse cuando no habla de fe y moral es una verdad a medias, pues también puede equivocarse cuando habla de fe y moral sin hacerlo "ex cathedra", como ha pasado en esta ocasión (en lo que sí acierta la nota de prensa aclaratoria es en especificar este punto, diciendo que era una conversación coloquial). Es más, según los teólogos también cabe equivocación papal hablando "ex cathedra" en el caso extremo de que contradijera de forma clara cualquier dogma ya definido de forma expresa por un papa anterior que lo hiciera también "ex cathedra" (es imposible que haya contradicción entre dos definiciones dogmáticas, y de haberla prevalece la definida en primer lugar -"lex anterior derogat posterior", justo al revés que en el Derecho positivo-).
ResponderEliminarTen en cuenta que el poder de atar y desatar del Papa no es un poder absoluto y está limitado por el Evangelio, la Tradición apostólica y los dogmas ya definidos "ex cathedra".
Mucho cuidado con estas cosas, que si no se tienen presentes estas precisiones se puede caer en el error de la "papolatría" y justificar cualquier cosa que haga un papa, jejeje. Ya ha habido algún Papa a lo largo de la historia que luego con el correr de los siglos fue declarado oficialmente como hereje.
Tienes mucha razón, Jorge. Pero tanto tenemos que cuidar esto como el no relativizar la autoridad Magistral del Papa hasta el extremo de, sometiéndola a permanente escrutinio, ningunearla haciéndola igual a la opinión de cualquier otra “instancia” (nuestra propia opinión, por ejemplo).
ResponderEliminarEn tu comentario anterior decías, y decías bien, que la doctrina del mal menor es aplicable sólo en ausencia del bien posible (incluido en este la abstención del mal). Este es, cabalmente, el caso.
Dices que en asuntos de sexo siempre queda, como opción moral válida, la abstinencia.
Resulta que las palabras del Papa vienen a establecer dos cosas:
1. Que la opción moral válida es la humanización de la sexualidad. Lo que hay que entender remitido a la doctrina de la Iglesia al respecto, que permanece inalterada.
2. Supuesto un comportamiento sexual contrario a moral, es preferible (mal menor) evitar los daños sobrevenidos que de tal comportamiento se deducen en forma de grave enfermedad y pérdida de vidas humanas, sin que tal indulgencia signifique validación moral de tal comportamiento.
Es decir, hay causa de mal menor porque la indulgencia se refiere, no a la moralidad de la conducta sexual sino que, supuesta una conducta sexual contraria a moral, sin que esta pueda evitarse y en presencia de un riesgo ineludible de enfermedad y muerte; es preferible (mal menor) evitar estas, sin que por ello se valide moralmente el comportamiento sexual inmoral del que traen causa.
Piensa igualmente en la grave tesitura moral a la que han de enfrentarse diariamente los católicos, religiosos y seglares, en misión en tierras afectadas por la epidemia del SIDA; entre ser fieles al principio moral que excluye sin excepción el uso del preservativo y la tragedia cotidiana de la enfermedad y la muerte provocadas por el SIDA.
Es evidente que la primera misión de los católicos es la conversión. Lograr la aceptación, por la fe, de una conducta moral (en lo sexual y en el resto de las facetas del comportamiento humano). Pero, en ausencia de esta conversión (en ausencia del bien posible) es un mal menor evitar la muerte y la enfermedad que de la conducta inmoral se deriva, sin que esto signifique aceptación alguna de aquel comportamiento.
Esta es, en mi opinión, la lectura correcta de las declaraciones del Santo Padre.
Si duda esa es la única lectura ortodoxa posible, pero es que tu claridad expositiva (independientemente de que su contenido convenza más o menos) falta completamente tanto en las palabras del Santo Padre como en la nota aclaratoria de las mismas.
ResponderEliminarY peor aún me parece la consecuencia lógica y real que ha seguido a esa postura: ver a no pocos misioneros repartiendo condones.
Hace unos días una parroquia suiza organizó una jornada contra el SIDA en la que se defendía la moralidad del preservativo (hasta en los carteles se dibujaban incitando a su uso) partiendo de un razonamiento como el que tú haces: dado que los jóvenes van a tener sexo de todas formas, mejor que usen preservativos y los recojan gratis en la parroquia (así quizá se interesen por la doctrina católica sobre la materia).
¿Es razonable esa forma de tratar el tema? Sinceramente, en mi opinión no.
Por cierto, en relación con lo anterior introduzco una nueva reflexión: si el miedo al contagio de enfermedades podía actuar en cierta medida como freno a una conducta moralmente ilícita (el sexo fuera de su función moral), la admisión -aunque sea en casos extremos- del preservativo como "mal menor" (aunque yo no creo que se pueda considerar asi, pero bueno), ¿no supone generalizar la idea de que su uso hace que ese sexo ilícito sea más seguro y,por ende, no supone a la postre facilitar la repetición de esa conducta rebajando el miedo a sus consecuencias negativas más directas? Es decir, ¿no facilita la promiscuidad?
ResponderEliminarComo buen gallego (soy el anónimo de antes) te responderé con otra pregunta de parecida índole. Si tenemos en cuenta que la base del problema del hambre del mundo es la profunda injusticia social del sistema ¿no es contraproducente (desde un punto de vista moral) paliar, como lo hace la Iglesia principalmente, el problema del hambre con la caridad? Ya que, igualmente a lo que tú expones, se podría generalizar la idea, como de hecho se hace, de que dicho problema se resuelve "repartiendo peces" y no "enseñando a pescar".
ResponderEliminarJejeje, buen intento, pero sinceramente, no creo que la necesidad de comer sea equiparable a la de copular fuera del matrimonio...
ResponderEliminarLo que el Santo Padre viene a significar es que la clase política imperante miente, y miente hasta tal punto que han creado en la conciencia de la población, no sólo la "bondad" del uso del preservativo, sino que, dada la "naturalidad" de su uso, ésta es pareja con una supuesta eficacia frente a la transmisión del SIDA, hecho que, científicamente, es falso.
ResponderEliminarO dicho de otro modo: Si bien es cierto que el uso del preservativo no impide la transmisión del SIDA, su uso por parte de sectores de riesgo, tales como la prostitución, aunque moralmente ilícito, socialmente podría tener un componente accidentalmente "moralizante", cual es el hecho de que la intención del sujeto activo es evitar hacer daño al otro.
Un saludo
Vamos a ver, Jorge; la indulgencia (por no decir concesión) que ha realizado el Papa, se circunscribe a la conjunción de dos circunstancias: prostitución y SIDA. Dicho de otro modo, la indulgencia es aplicable (en los términos de la declaración del Papa) a las relaciones meretricias y (no o, sino y) en circunstancia de alto riesgo de contagio de SIDA.
ResponderEliminarCualquier otra interpretación es ajena a lo expresado por el Papa.
Hacer apología del condón, como cuentas que han hecho en una parroquia suiza (cosa que, desgraciadamente, ni es nuevo ni es extraordinario) no sólo es ajeno a lo expuesto por el Santo Padre, sino radicalmente contrario por cuanto no podemos olvidar que tales declaraciones contienen una clara (yo lo veo así de claro) condena moral al uso del preservativo.
No creo, Jorge, que estas palabras sirvan de coartada para una conducta inmoral más que para aquellos que están predispuestos ya a ella, es más, que posiblemente vengan incurriendo en ella. Pero nunca han faltado los que se agarran a la más disparatada sinrazón para justificarse.
Para los católicos y para quien no lo sea, las palabras del Papa son claras; el uso del preservativo es contrario a moral. Por tanto, quien quiera vivir su sexualidad conforme a moral ha de evitar su uso (como ha de evitar las relaciones fuera del matrimonio).
En ausencia de este comportamiento moral que la Iglesia exige a sus fieles y propone al resto de la humanidad (en ausencia del bien posible) y en coincidencia con alto riesgo de muerte por contagio de enfermedad (de SIDA fundamentalmente) se acepta como mal menor el uso del condón.
Y esto, sin perder de vista la necesidad de dar una “salida” a quienes desde la moral católica están inmersos en la lucha directa y personal contra la tragedia cotidiana de la epidemia del SIDA. Creo que ellos, también, merecen la indulgencia del Papa.
Me da pena esta discusión por tratarse del Papa (de nuestro/mi Papa), pero es que cuaquier indulgencia o excepción debe ser contemplada magisterialmente, no en una conversaación con un periodista. El Papa fue muy claro y ortodoxo en su discurso en África (y bien criticado fue por ello por los enemigos de la Iglesia), pero me parece obvio que para seguir en esa línea debió recordar la finalidad del sexo en orden a la procreación dentro del matrimonio y en orden a Dios. Dar esto por supuesto cuando se habla de cara a los no católicos o a los católicos tibios (que son quienes más necesitan que el Papa paternalmente se lo recuerde) no me parece muy lógico, pero bueno.
ResponderEliminarVamos a dar por hecho que tu razonamiento (por más que yo siga viendo inaplicable el razonamiento del mal menor a este caso) es correcto y ortodoxo. Pues bien, aun en ese caso observo un discurso basado en ideas como "responsabilidad" y "humanización" de la sexualidad que desplazan a las ideas católicas tradicionales (reproducción, matrimonio y Dios).
Me recuerda un poco a su ya famosa "laicidad positiva" (aunque este sea otro debate). Pero bueno, por mí dejo aquí esta discusión, pues poco más hay que aportar sin repetirse.
Sólo añadir una reflexión personal: la orientación del discurso moral de la mayor parte de las actuales jerarquías de la Iglesia se desplaza cada vez más hacia el antropocentrismo, y cada vez el papel de Dios se deja más "de cara adentro". Pareciera que lo más importante es "el que dirán", como si el mundo fuera a lo que hay que mirar antes que a nada, en vez de a Dios. Dios queda cada vez más en un segundo plano, pasando el hombre al primero. Eso es más entendible en el mundo social, pero ¿en la Iglesia?
En mi Catecismo de niño se decía que los enemigos del alma eran tres: el mundo, el demonio y la carne. Del demonio ya no se habla (muchos ni siquiera creen que exista, como si no fuera dogma de fe, y si creen en su existencia pareciera que no actuara), el mundo nos importa demasiado y buscamos no ofenderle (eel consabido "qué dirán"), y ahora hasta con la carne se es cada vez más indulgente y se habla de excepciones con el condón en ciertos casos...
En fin, lo siento pero cada vez me parece más evidente que el cambio producido en la Iglesia en las últimas décadas ha llegado incluso a los pilares más esenciales. Y eso no me gusta nada y me preocupa muchísimo.
...pero sí lo es la necesidad de vivir y el SIDA mata como mata el hambre. ¿Alguien ha pensado en la necesidad de vivir de los hijos de la prostituta, o de las mujeres de los clientes? o, por qué no, de las mismas prostitutas y de los clientes. Como decía Deolavide, se justifica su uso como profiláctico, no como anticonceptivo.
ResponderEliminarMe he acordado de esta discusión ante la respuesta de la Conferencia Episcopal de que el Papa no justifica la prostitución y que deducir esto de sus declaraciones es una barbaridad. Como lo sería afirmar que, por enviar comida a África, justifica las guerras civiles de este continente.
Te dejo este enlace sobre el tema
http://desdesiracusa.blogspot.com/2010/11/preservando-la-conciencia.html
Un saludo
"Sólo añadir una reflexión personal: la orientación del discurso moral de la mayor parte de las actuales jerarquías de la Iglesia se desplaza cada vez más hacia el antropocentrismo, y cada vez el papel de Dios se deja más "de cara adentro". Pareciera que lo más importante es "el que dirán", como si el mundo fuera a lo que hay que mirar antes que a nada, en vez de a Dios. Dios queda cada vez más en un segundo plano, pasando el hombre al primero".
ResponderEliminarEn esto... no voy a quitarte la razón.
Estimado Deolavide: es que por desgracia todo ello está bastante relacionado. En ese contexto se mueven demasiadoas cosas hoy día. Eso es lo más grave de todo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Para mi, sin embargo, lo más destacado de esta declaración del Papa, es que la ha hecho a pesar del qué dirán. Que precisamente, ha sido todo lo que han dicho.
ResponderEliminarIgnoro por qué se ha borrado mi comentario.
ResponderEliminarAgradecería explicación....si es que la merezco.
Estimado Francisco, ¿qué comentario? Yo no he borrado ninguno...
ResponderEliminarIgnoro si ha sido algún problema del blog o qué. Vuélvelo a mandar y te lo publico.
Un abrazo.
Entonces pido públicas disculpas.
ResponderEliminarMás o menos, lo que venía a referir es lo que el Santo Padre realmente quiso decir: no pone en discusión la Doctrina de la Iglesia, porque, pura y llanamente, es indiscutible.
Tan sólo matiza que en situaciones puntuales, y sin que el uso del preservativo, "per se", sea intrínsecamente moral, dentro de dicha inmoralidad puede, a veces, subsistir una no tan inmoral intención de evitar causar mal a los demás.
O dicho de otro modo: El uso del preservativo es intrísecamente inmoral en tanto y en cuanto obstaculiza el plan divino y sustituye la plenitud del amor.
No obstante, accidentalmente, en muy contadas ocasiones, y en supuestos concretos, sin abandonar la excepcionalidad, puede revelar cierto grado afeccion por el prójimo, en la medida que pretende evitar un mal superior.
El ejemplo que puso creo que resume perfectamente la intención y los límites del mensaje.
Reitero mis discupas.
Un saludo
Entiendo lo que dices, que va en línea con lo que dice Deolavide, pero au así me siguen pareciendo palabras ambiguas y que inducen a error (que en este caso es algo que podría hacer justificar a algunos el pecado).
ResponderEliminarEn la entrada con el comunicado de la HSSPX sobre el tema se habla de la incorrección del argumeto de moral gradual que parecen transmitir esas palabras, así que a él me remito.
Un saludo.
PD: Antes de molestarte pregunta, hombre!!! Jejejeje. Por supuesto que acepto tus disculpas, Francisco.