Entre la Derecha-de-toda-la-vida y aún entre la derecha-centro-reformista-moderada-ma non troppo los escritos de Perez Reverte, particularmente sus artículos en plan enfant terrible (otro que no pasa de pollo cabreao como el Ussia, por lo menos este último tiene gracia), causan una sensación de felicidad espasmódica que se parece mucho a eso que estáis todos pensando y que no voy a mencionar porque en el fondo soy un mojigato.
Hace ya tiempo que cuando me llega un mail de amigo emocionado con el último cabreo de Perez Reverte directamente lo mando a la basura. Y blog que publica algo de este sujeto, blog que dejo de leer o por lo menos pasa un tiempo en la nevera.
Porque Perez Reverte es el mejor ejemplo del nacionalista liberal y jacobino, o sea, la peor excrecencia de la Revolución. Y para clara muestra, un botón, tomado de una entrevista que le hicieron para El Mundo:
"¿Sabes realmente cuál es mi lamento histórico? Es que aquí nos faltó una guillotina al final del siglo XVIII. El problema de España, a diferencia de Francia, es que no hubo una guillotina en la Puerta del Sol que le picara el billete a los curas, a los reyes, a los obispos y a los aristócratas...y al que no quisiera ser libre le obligara a ser libre a la fuerza. Nos faltó eso, pasar por la cuchilla a media España para hacer libre a la otra media. Eso lo hemos hecho luego, hemos fusilado tarde y mal, y no ha servido de nada. El momento histórico era ése, el final del XVIII. Las cabezas de Carlos IV y de Fernando VII en un cesto, y de paso las de algunos obispos y unos cuantos más, habrían cambiado mucho y para bien la historia de España. Nadie lo hizo, perdimos la ocasión, y aquí seguimos todavía, arrastrando ese lastre que nos dejaron aquellos que sobrevivieron y que no tenían que haber sobrevivido."Siendo justos hay que reconocer que en este parrafillo hace la mejor definición que se pueda del liberalismo y la Revolución: "...y al que no quisiera ser libre le obligara a ser libre a la fuerza.". En esa deliciosa contradicción está el origen de todo lo que ha venido después, porque lo que ha venido después no es sino absoluta contradicción vestida con atractivos ropajes mercadotécnicos. Y ahora confieso que yo fui un fan de Alatriste (los libros, no la lamentable película). Y con el tiempo me he dado cuenta que el Capitán Alatriste no habría dudado un segundo en pasar a cuchillo a un elemento como Perez Reverte.
Una reflexión muy desafortunada la de Pérez Reverte. Pienso, por el contrario, que fue la guillotina lo que sobró en la revolución francesa.
ResponderEliminarLa visión de lo horrores de la guillotina desilusionó a muchos españoles deseosos de cambios. Por cierto, cambios en línea con los planteados por la revolución francesa. Revolución de la que trae causa el hoy posmoderno que Pérez Reverte abomina.
Pensándolo detenidamente, un comentario pátetico.
Pero es que la guillotina no fue un simple accesorio de "revolución" francesa, sino una de sus consecuencias, junto con el genocidio de La Vendeé y los innumerables fusilamientos, saqueos y violaciones. Incluyendo el asesinato de monsieur de Lavoisier. Vamos que fue su fin último.
ResponderEliminarNo niego que Carlos IV y Fernando VII fueron dos azotes para España y tampoco niego que los patriotas españoles reunidos en Cádiz bajo asedio, poco tuvieron que ver con la escoria criminal francesa. O con los traidores de la burguesía criolla de América.
Pero la Iglesia era la misma que durante varios siglos promovió la Ciencia (química, física, astronomía) frente a la pseudociencia herética (alquimia, magia o astrología), así como la Fe frente a la superstición mágica.
El comentario de marras es sádico, demagógicamente anticlerical y muy radical. Sinceramente, no me lo tomo en serio. Una exageración o desahogo, me parece. En todo caso, un error de Arturo Pérez-Reverte por cuanto llama a la violencia fanática.
ResponderEliminarSin embargo, creo entrever a lo que en el fondo se refiere: que hace ahora dos siglos, los españoles teníamos que haber sabido o podido anteponer nuestra soberanía como nación a la ya entonces corrupta dinastía borbónica, y habernos desembarazado de la corrupción, la incultura y la falta de civismo y de conciencia nacional.