Hace tiempo que resulta necesario que los católicos volvamos a poner los puntos sobre la íes. Las conversaciones doctrinales sobre determinadas conclusiones del Concilio Vaticano II, iniciadas el pasado 26 de octubre entre la HSSPX y Roma -y que se retomarán a finales de diciembre, pues se ha estimado necesario establecer un calendario de discusiones bimestrales para dar tiempo a trabajar los textos a discutir-, abren ciertas expectativas de una vuelta de las jerarquías de la Iglesia Católica al espíritu tradicional cuya pérdida ha hecho tanto daño en las últimas décadas de autodestrucción postconciliar. Humanamente no parece fácil, pero ya se sabe que la Iglesia no es sólo ni esencialmente humana... Al menos ciertas reacciones empiezan a producirse, y eso me alegra enormemente y me da nuevos motivos de esperanza.
A título de ejemplo, y a propósito de la vergonzosa decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo sobre la retirada de los crucifijos, tomo este artículo directamente del blog "La Buhardilla de Jerónimo" (http://la-buhardilla-de-jeronimo.blogspot.com/2009/11/consecuencias-del-toda-costa.html), y aunque creo que la reacción católica aún tardará en llegar, me alegra enormemente ver cómo cada vez hay más voces que claman en el desierto...
Consecuencias del "diálogo a toda costa"
La polémica sentencia emitida por la Corte de Estrasburgo prohibiendo la exposición del crucifijo ha provocado una respuesta masiva, imponente e importante, por parte de la Iglesia Católica. Han tomado la palabra el cardenal Secretario de Estado, el “vocero” papal, el prefecto de la Congregación para los Obispos, los presidentes de los Consejos pontificios para el Diálogo interreligioso, para la Pastoral de los migrantes, para la Unidad de los cristianos, el Observador permanente de la Santa Sede ante el Consejo de Europa, la Conferencia Episcopal Italiana y varios obispos italianos en forma particular.
Si, por un lado, sorprendieron las inusuales palabras del cardenal Kasper afirmando que “esta manifestación de secularismo agresivo debería ser una señal para despertarnos y levantar un poco la voz”, sin duda la declaración de Mons. Luigi Negri, obispo de San Marino-Montefeltro, se destaca por sobre las demás al presentar el hecho como una “consecuencia de demasiado irenismo y aperturismo que atraviesa al mundo católico desde hace décadas”. Presentamos, a continuación, nuestra traducción del comunicado de Mons. Negri.
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La decisión tomada por la Corte de los Derechos humanos de Estrasburgo era ampliamente previsible y, en ciertos aspectos, esperada. En estas instituciones se está catalizando sustancialmente todo el peor laicismo que tiene una connotación objetivamente anticatólica y tiende a eliminar, incluso con la violencia, la presencia cristiana de la vida de la sociedad y, además, los símbolos de esta presencia. Otros ya han indicado, sobre todo la Conferencia Episcopal Italiana, la mezquindad cultural de esta decisión, la miopía, como ha dicho la Santa Sede, pero yo creo que es correcto decir que se trata de una voluntad subversiva hacia la presencia cristiana, conducida con una ferocidad sólo comparable a la aparente objetividad o neutralidad de las instituciones del derecho. Sin embargo, es también correcto – como hacían nuestros antepasados, y nosotros a menudo hemos olvidado esta lección -, que nos preguntemos si nosotros, como pueblo cristiano y, además, quisiera decir como eclesiásticos, no tenemos algunas responsabilidades por esta situación. Siempre es correcto leer en profundidad si, de algún modo, hemos corrido el riesgo de ser cómplices.
El asunto de Estrasburgo, en su brutalidad, es también una consecuencia de demasiado irenismo que atraviesa al mundo católico desde hace décadas, por el cual la preocupación fundamental no es nuestra identidad sino el diálogo a toda costa, estar de acuerdo con las posiciones más distantes. Este respeto de la diversidad de las posiciones culturales y religiosas, sostenido por la idea de una sustancial equivalencia entre las diversas posiciones y religiones, que hace perder al catolicismo su absoluta especificidad. Un irenismo, un aperturismo, una voluntad de diálogo a toda costa, que es recompensada de la única manera en que el poder humano recompensa siempre estas desordenadas actitudes de compromiso: el desprecio y la violencia.
Es necesario renovar la conciencia de la propia identidad, de la propia especificidad como acontecimiento humano y cristiano frente a cualquier otra posición, y prepararnos para vivir el diálogo con todas las otras posiciones, no sobre la base de una desmovilización de la propia identidad sino como expresión última, crítica, intensa, de nuestra identidad.
Finalmente, resultará tal vez una prueba significativa, una prueba que puede ser formativa, una prueba por medio de la cual – como a menudo nos recuerda la tradición de los grandes Padres de la Iglesia -, Dios continúa educando a su pueblo. Pero es necesario que el juicio sea claro y no se frene en reacciones emotivas sino que se lea en profundidad la tarea que tenemos delante: recuperar nuestra identidad eclesial y comprometernos en el testimonio frente al mundo.
Este acontecimiento ha impresionado profundamente al Obispo y a la Iglesia de San Marino-Montefeltro; el día 12 de noviembre, a las 18.30 hs en el Santuario del Crucificado de Talamello, el Obispo presidirá una Liturgia de reparación frente a lo que, objetivamente, es un gesto de rechazo del Crucificado. Al mismo tiempo, en las diversas realidades parroquiales de toda la Diócesis, los Párrocos han sido invitados a preparar este momento a través de oportunas iniciativas.
Pennabili, 4 de noviembre de 2009.
+ Luigi Negri
Obispo de San Marino-Montefeltro
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Fuente: Diócesis de San Marino-Montefeltro
Jorge, espero que no, que jamás llegue el catolicismo a ser reaccionario dentro del paradigma acción-reacción (progresismo de las balas-conservadurismo de las náuseas), y sea lo que siempre fue: sobrenaturalmente militante y beligerante...y caer (para ser levantado con el soplo de la boca de Cristo) con las botas puestas tal y como se profetiza en el libro de la esperanza cristiana: el Apokalypsis.
ResponderEliminarPésima noticia la decisión del Tribunal de Estrasburgo.
ResponderEliminarJorge, ¿esta sentencia obliga a todos los estados del Consejo de Europa a retirar los crucifijos? ¿Incluso Italia se tiene que plegar que cerró hace meses el debate acudiendo a la Tradición católica de Italia?
¿Quieren que nos sumemos a Bielorrusia y seamos ya 2 los paises que no están en el Consejo de Europa para así no tener que tolerar estas ofensas? porque vamos, es para pensarselo. Si atentan contra nuestra soberanía...good bye Consejo.
Fernando: estoy completamente de acuerdo con tu acertadísima observación. Obviamente yo no quiero un catolicismo "reaccionario" inserto en la dinámica que muy bien denuncias, sino que defiendo la necesidad de reaccionar para volver a ser el catolicismo que nunca debió de dejar de ser: la vanguardia espiritual del mundo. Hoy no es así, y los católicos en general viven entre el acomplejamiento, el sentimiento de inferioridad ante el mundo moderno, y el absoluto desconocimiento de los pilares básicos de su fe...
ResponderEliminarHispanorevolucionario: no conozco a fondo la sentencia, y por ello no puedo dar detalles exactos. No obstante tengo entendido que se trata de certificar la línea laicista como la correcta para los países que han suscrito los Tratados constitutivos de la UE, por lo que el hecho de que no suponga órdenes concretas de retirada de crucifijos no debe engañarnos: cualquiera que quiera retirar un crucifijo de un lugar público ahora se encuentra respaldado jurídicamente para hacerlo...
¿Llegarán en su fanatismo anticatólico a exigir la retirada de todos los crucifijos que se encuentran, por ejemplo, en las plazas y otras vías públicas?
Y luego dicen que los talibán están en Afganistán...