Dicen que el filósofo cínico Diógenes, el mismo que vivía en una tinaja y que sólo pedía a Alejandro Magno que no le tapara el sol, cierto día caminaba por las calles con un farol encendido mientras decía: "busco un hombre". Como buen pensador cínico que era, consideraba -con excesivo pesimismo, aunque no exento de cierta razón- que no había ningún hombre realmente honesto en el mundo, y de esa manera quería llamar la atención sobre ello.
Gente miserable, cobarde y ruin siempre ha habido y siempre habrá, pero hoy, al comprobar uno de esos comportamientos (que no iba dirigido a mí, pero sí a una persona que tengo en alta estima y a la que se hizo un ataque injusto y cobarde en cierta red social de Internet), me vinieron a la mente tanto esa reflexión de Diógenes, como -con menos profundidad intelectual- la célebre expresión del humorista "Chiquito de la Calzada": "¡Cobaaaarde!".
Efectivamente, la miseria humana -consecuencia, sin duda, de nuestra naturaleza caída a causa del pecado original- en ocasiones se manifiesta con actitudes como esta. Quienes tenemos ciertos valores y aún creemos en algunos de los más sublimes, como el honor, la fidelidad, el valor de la palabra dada, y otros similares, no conseguimos acostumbrarnos a que haya quienes pasan de saludar afectuosamente a darle a alguien cuchilladas por la espalda sin que haya sucedido nada que lo explique (no digo "que lo justifique" porque estos comportamientos indignos nunca están justificados).
Antes, cuando había hombres de verdad, es decir, cuando se respetaban ciertos valores y principios que ya respetamos sólo una exigua minoría que aún tenemos como un título de honor el considerarnos caballeros, las cosas se decían a la cara, asumiendo la responsabilidad correspondiente y sosteniendo la mirada, y quien no se atrevía a hacerlo así era considerado un cobarde. Hoy, quizá como reflejo de una sociedad moralmente enferma, ya somos pocos los que aún decimos las cosas así. Los cobardes lo tienen más fácil que nunca con la proliferación de la tecnología (ya lo comenté hace años en este blog cuando hablé de "La cobardía del nick"), y así hoy en día muchos dejan a la novia enviándole un "whatsapp" o acusan a quien sea de cualquier falsedad con un comentario en Facebook o con un "twitt", seguros de que así la falsedad correrá como la pólvora sin que la persona aludida tenga la menor oportunidad de defenderse.
Es bueno alejarse de las personas que actúan de esta manera, pues aunque no nos hayan hecho nada, tarde o temprano lo harán. Su comportamiento delata su falta de valores, por lo que no son personas de fiar.
Por eso me pregunto: en esta sociedad decadente, ¿es que ya no quedan hombres?
Quedamos, pero pocos, muy pocos; cada vez menos, porque somos una especie en peligro de extinción...
Muy acertado en el fondo y la forma.
ResponderEliminarmuy bien dicho
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