domingo, 21 de marzo de 2010

Reivindicación de la sotana


Curioseando por un blog "católico" de tendencias poco recomendables, he visto reproducido un magnífico artículo sobre la sotana, ese uniforme de los ministros de Dios que hoy está ya casi perdido (aunque afortunadamente se observa una cierta recuperación entre los sacerdotes jóvenes), pues con esa falsa excusa de que "el hábito no hace al monje", los monjes han dejado sus hábitos y se han terminado por olvidar hasta de su propia razón de ser. Todo con tal de que el mundo no les observe, todo con tal de pasar desapercibidos. O quizá más bien porque simplemente tienen vergüenza de ser identificados como lo que deberían ser: tesmonio vivo de Dios.

El artículo es éste:

El hábito eclesiástico es un signo de consagración para uno mismo, nos recuerda lo que somos, recuerda al mundo la existencia de Dios, hace bien a los creyentes que se alegran de ver ministros sagrados en la calle, supone una mortificación en tiempo caluroso.

El sacerdote al mirarse en el espejo o en una foto, y verse revestido de un hábito eclesiástico piensa: tú eres de Dios.

Bajo la sotana, el sacerdote viste como el común de los hombres. Pero revestido con su traje talar, su naturaleza humana queda cubierta por la consagración.

El que viste su hábito eclesiástico es como si dijera: el lote de mi heredad es el Señor.El color negro recuerda a todos que el que lo lleva ha muerto al mundo. Todas las vanidades del siglo han muerto para ese ser humano que ya sólo ha de vivir de Dios. El color blanco del alzacuellos simboliza la pureza del alma. Conociendo el simbolismo de estos dos colores es una cosa muy bella que todas las vestiduras del sacerdote, incluso las de debajo de la sotana, sean de esos dos colores: blanca camisa y alzacuellos, negro, pantalones y zapatos.El hábito eclesiástico también es signo de pobreza que nos evita pensar en las modas del mundo. Es como si dijéramos al mundo: Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre.

La vestimenta propia del sacerdote es la sotana. Pero el clériman también es un signo adecuado de consagración, manifestando esa separación entre lo profano y lo sagrado. Aunque el hábito eclesiástico propio del presbítero sea por excelencia la túnica talar, el clériman es un hábitus ecclesiasticus y todo lo que aquí se dice a favor de la sotana, se puede aplicar al clériman. En caso de que estas hojas las lea un religioso, evidentemente, lo dicho aquí de la sotana valdrá para su propio hábito religioso.

7 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo con este artículo y con tu introito.

    Lo cierto es que, mutatis mutandi, también podemos aplicarnos el cuento.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por tu observación, aunque en lo de aplicarnos el cuento sólo estoy de acuerdo a medias. Siempre he sido contrario a la eliminación del uso de nuestra camisa azul, aunque también he defendido siempre su adecuada utilización (hacer política de uniforme no parece muy apropiado, la verdad).

    La regulación actual en FE-JONS me gusta porque es equilibrada: se usa la camisa azul en las asambleas internas, actos conmemorativos y funerales o entierros de camaradas (es decir, en los actos internos). No se usa en cambio en mítines electorales y actos en general dirigidos a los ciudadanos en general (actos enfocados hacia lo externo).

    Otra cosa son los símbolos, el yugo y las flechas especialmente. Renunciar a ellos no me parece en absoluto razonable, y hacerlo supondría perder nuestra propia identidad y, a la larga, nuestra esencia. Exactamente igual que les pasa a los curas con la sotana...

    ResponderEliminar
  3. Bueno, el haber conseguido que Jorge también se ponga una corbata ha sido todo un logro....je, je....
    Yo creo que los sacerdotes, dentro de la más estricta humildad, deberían sentirse ORGULLOSOS de llevar sotana.....al fin y al cabo no hay ministerio más alto que el otorgado por el Altísimo.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. Bueno, cuando toca claro que me la pongo, jajaja. Aunque no sé si la comparación es del todo ajustada, jejeje.

    ResponderEliminar
  5. Obviamente la comparación, por desgracia, no es del todo equilibrada, pues todavía quedan muchos sacerdotes que sienten vergüenza de llevar incluso el alzacuellos.
    Lo de la cobarta, obviamente, es una cuestión de costumbre ... lo otro, lo de ignorar intencionda y sistemáticamente la sotana, es un síntoma inequívoco de la cobardía imperante en esta nuestra Iglesia española, que no sólo ha dejado de ser Iglesia, sino, además, española.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  6. Como siempre Jorge, has hablado bien. Que no es poco. Y el artículo aquí traído de lo más acertado. Porque, además, las buenas razones, como todo lo bueno, si breve, dos veces bueno. Claro, conciso y preciso.

    ResponderEliminar
  7. Hola muy buenas. Soy un chaval católico. Pocas veces he tenido oportunidad de ver a un sacerdote con sontana, pero me alegra ver alguno. Como se dice en el artículo, en la Iglesia son muy importante los signos visuales, auditivos...etc. para transmitir una realidad muy superior a nosotros. La sotana forma parte de esto signos y según mi opinión puede a ayudar a muchos a pensar y reflexionar. Con un poco de suerte se harán esta pregunta: ¿ porqué habrá decidido esa persona ser lo que es? ¿ que gran cosa le ha debido pasar? Y con un poco más de suerte podría dar en el clavo...

    Gracias.

    ResponderEliminar