tag:blogger.com,1999:blog-3064686725258336682.post2477340759266798910..comments2023-05-02T15:47:48.008+02:00Comments on Clamar en el desierto: El autónomo como trabajador y la necesaria refutación de uno de los mitos marxistasJorge Garridohttp://www.blogger.com/profile/03344931459945131967noreply@blogger.comBlogger1125tag:blogger.com,1999:blog-3064686725258336682.post-19990067133359522472009-10-26T10:23:54.239+01:002009-10-26T10:23:54.239+01:00Efectivamente, Jorge. Un trabajador autónomo es un...Efectivamente, Jorge. Un trabajador autónomo es un trabajador.<br />Cabalmente, el trabajador autónomo es el trabajador al que aspira el nacionalsindicalismo. Un trabajador no asalariado. Un trabajador libre.<br />Trabajador no asalariado, no dependiente sino creador y titular del beneficio que su propio trabajo genera y que gestiona su propia actividad.<br />Así, la empresa que propugnamos no es otra cosa que la asociación (unión en condición de socios) de trabajadores autónomos.<br />Tienes razón también, Jorge, en cuanto al origen de los prejuicios contra estos trabajadores. No es otro, como afirmas, que el endeudamiento del pensamiento “de izquierdas” a la mitología marxista.<br />Y es que no hay nada como leer a sus creadores para comprender la verdadera naturaleza del marxismo.<br />Me sirve en esto el argumento utilizado en el comentario que recientemente he colgado en mi blog (http://loquepienso-deolavide.blogspot.com/) sobre Falange y antiimperialismo. <br />En palabras de Marx y Engels: “El comunismo no es para nosotros ni un estado que deba ser creado, ni un ideal al que deba acomodarse la realidad. Llamamos comunismo al movimiento real que acaba con el estado actual”.<br /> “En realidad (concluyen Marx y Engels) para el materialista práctico, es decir, para el comunista, se trata de cambiar el mundo existente, de atacar y de transformar el estado de cosas con que se ha encontrado”.<br />No se pretende, queda claro de lo anterior, construir nada sino destruir el estado de cosas vigente.<br />Tal cosa (la destrucción del capitalismo) no sólo no nos inquieta a los falangistas, sino que lo propugnamos como justo y necesario.<br />Pero ocurre que, desde el marxismo y por su propia naturaleza, tal destrucción arrastraría inevitablemente los valores espirituales, morales y sociales que los falangistas afirmamos como superiores y característicos, no sólo de nuestra civilización y de nuestra Patria, sino de la misma condición de persona.<br />Esto es así, por cuanto siendo (para el marxismo) el modo de producción consecuencia inevitable del estado real de las fuerzas productivas en cada momento histórico, su transformación sólo responderá al cambio efectivo de tales fuerzas productivas, ajenas estas a la voluntad humana. Queda, en consecuencia, limitada la acción política al objetivo de acelerar el proceso de transformación del modo de producción, agudizando sus contradicciones internas mediante la activación de la lucha de clases que reclama, no sólo la destrucción del Estado que administra la violencia de un derecho que sirve como instrumento de domino de una clase sobre otra, sino la destrucción del conjunto de creencias y valores que conforman la “ideología” propia del modo de producción capitalista que, para el marxismo, actúa a modo de conciencia justificativa, legitimadora.<br />La destrucción de este conjunto de valores y creencias que conforman para los marxistas la “ideología” del modo de producción capitalista es el objeto mismo (el único objeto en realidad) de toda acción política del marxismo, es decir, del comunismo.<br />Estos valores y creencias a destruir para acelerar la crisis del capitalismo son todos aquellos que “distraigan” la conciencia social del dogma de la praxis materialista histórica en torno a la noción central de producción.<br />La Patria, la religión, la filosofía, la familia, el mismo concepto del hombre como ser trascendente, por cuanto “distraen” la conciencia social de aquel paradigma materialista; deben ser, para el marxismo, destruidos.<br />Es, en definitiva, la “nueva invasión de los bárbaros” que denunciara José Antonio. <br />El trabajador autónomo, su simple existencia, es un elemento contradictorio de su mito materialista. Una contradicción que, para cualquier “materialista práctico”, debe ser destruida.<br />Esto, sin embargo, no debe hacernos cerrar los ojos a la realidad de la mixtificación de la figura del autónomo que, mutado en empresario, establece sus relaciones con otros trabajadores bajo los principios del sistema capitalista. Pero en este caso, no hablamos ya de trabajador autónomo sino de pequeño empresario capitalista. <br />Un saludo.Deolavidehttps://www.blogger.com/profile/18417082371895530908noreply@blogger.com